La Comisión Europea propuso este miércoles prohibir la exportación de los residuos generados en la Unión Europea, a no ser que los países terceros demuestren que son capaces de reciclarlos.
En concreto, Bruselas planteó que se prohíba el transporte de los desechos a los países que no forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), excepto si estos los aceptan expresamente y si demuestran que tienen la capacidad para darles un nuevo uso.
El Ejecutivo comunitario quiere prohibir también las exportaciones a los países que sí forman parte de la OCDE, si el aumento de la basura a un Estado en concreto genera un "riesgo" para el medioambiente o la salud pública.
Para garantizar que se cumpla el objetivo, la Comisión solicitará información a las autoridades del país en cuestión para saber cómo tratan los residuos. Además, las empresas europeas que los transporten tendrán que hacer una auditoría independiente sobre el tratamiento de los desechos en terceros países.
Con la propuesta que planteó hoy y que ahora tendrán que aprobar el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE (los países), Bruselas quiere actualizar la normativa de tratamiento de residuos, que data de 2006.
Desde entonces, según la Comisión, la exportación de basura ha aumentado "considerablemente, especialmente a los países que no forman parte de la OCDE".
En 2020, la UE exportó 33 millones de toneladas de residuos e importó 16 millones y además, transportó unos 70 millones de toneladas entre los países de la UE.
Para mejorar el tratamiento de los desechos en el interior de la UE, la Comisión propuso armonizar las normas sobre el transporte de residuos, establecer condiciones más estrictas para su incineración o digitalizar todo el proceso del envío.
Otro de los objetivos de la Comisión es combatir el comercio ilegal de residuos, que según las cifras que ofreció hoy, representa entre el 15 y el 30 % del transporte de desechos, gracias a que las empresas consiguen eludir las normas existentes, creando estructuras empresariales legales.
La propuesta de la Comisión provocará que la UE tenga que gestionar un mayor volumen de residuos, pero Bruselas cree que "no deberían haber grandes desafíos" para la industria europea de tratamiento de metales ferrosos y no ferrosos, así como de los deshechos de papel, que representan todos ellos la mayor cantidad de basura exportada a terceros países.
Bruselas también cree que la industria del plástico será capaz de reciclar una mayor cantidad de residuos, por el impulso que supondrán las políticas públicas a nivel nacional y europeo para reducir el uso de estos productos.
En cambio, sí admite que hay un "reciclaje limitado" de la industria textil, pero la Comisión cree que "probablemente cambiará en el futuro" y en 2022 presentará una estrategia para hacer que el sector sea más sostenible.
CÓMO FUNCIONARÁ
Según el Reglamento propuesto, las empresas deberán confirmar a las autoridades de los estados miembros que los productos que comercializan en la UE respetan las normas comunitarias.
También tendrán que recopilar información relevante sobre las materias primas y productos para asegurar que no han sido producidos en tierra deforestada o degradada después del 31 de diciembre de 2020.
Ello les obligará a analizar y evaluar su cadena de suministro y a adoptar medidas de mitigación, por ejemplo a través de herramientas de monitoreo por satélite, auditorías de campo y otras medidas.
Por su parte, las autoridades nacionales tendrán acceso a través de un sistema a la información sobre los productos, que incluirá por ejemplo los países de producción o las coordenadas geográficas.
La Comisión, por su parte, pondrá en marcha un sistema de evaluación para identificar a los países que presentan un riesgo bajo, estándar o alto de producir materias primas o productos que no estén libres de deforestación.
Según el comisario de Medio Ambiente, todas estas medidas no llevarán a un "aumento significativo de los precios de esos productos" y los beneficios superarán los inconvenientes.
PROPUESTA INSUFICIENTE
La ONG Friends of the Earth Europe consideró que la propuesta, "aunque es un pequeño progreso, es inadecuada para detener la deforestación" y consideró que centrarse sólo en los bosques "trasladará la carga del consumo excesivo de Europa a otros ecosistemas, incluidas las sábanas, los pastizales o los humedales".
Este aspecto también fue criticado por Greenpeace, que denunció que otros productos que tienen un gran impacto en la destrucción de los bosques y ecosistemas, como la carne de cerdo, las aves de corral, el caucho o el maíz, no se hayan incluido en la lista.
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