Bastó un solo comentario para encender las alarmas. A finales de noviembre del 2021, el comentarista deportivo Mohamed Aboutrika, uno de los más populares de la emisora BeIN Sports invitó a los jugadores musulmanes a boicotear la campaña “Rainbow Laces” de la Premier League, que se dedica a apoyar a la comunidad LGBTQ+.
En esa emisión, el exfutbolista dijo también que la homosexualidad no es “compatible” con el Islam y que los musulmanes “tienen un papel que desempeñar” en la eliminación de la homosexualidad, a la que describió como una “ideología peligrosa que se está volviendo desagradable”.
Los comentarios de Aboutrika, que se hicieron en vivo en el mismo canal que además transmite los juegos de la Premier League en el Medio Oriente y el norte de África, fueron emitidos a menos de un año de que Qatar sea la sede de la Copa del Mundo de Fútbol.
Diversas voces, entre ellas la organización benéfica Kick It Out, que trabaja para combatir la discriminación en el fútbol, criticó al comentarista y al medio de comunicación por permitir este tipo de discursos en su red, según informó The Guardian:
“Kick It Out condena los comentarios increíblemente homofóbicos de Mohamed Aboutrika, y va nuestro apoyo y solidaridad a cualquier miembro de la comunidad LGBTQ+ que se haya visto afectado por ellos”, dijo al diario británico Chris Paouros, miembro de dicha organización.
“Estamos muy decepcionados y preocupados de que beIN Sports haya decidido que era apropiado transmitir tal discurso de odio, y les invitamos a que se disculpen con la comunidad LGBTQ+ por hacerlo. La voluntad de beIN de amplificar la homofobia de esta manera pone aún más de relieve la seguridad de los fanáticos y jugadores LGBTQ+, que pueden viajar a Qatar para la Copa del Mundo”, agregó.
La emisora se limitó a sancionar al comentarista, por “expresar puntos de vista contrarios a los del canal”, pero no anunció que tuviera planes de realizar algún castigo ejemplar.
Lo que sí ha hecho la emisora es difundir la campaña “Rainbow Laces” en todo el mundo árabe, además de que uno de sus portavoces trató de calmar las aguas con un mensaje de inclusión en el que aseguró:
"Como grupo de medios global, representamos, defendemos y apoyamos a personas, causas e intereses de todos los orígenes, idiomas y herencias culturales en 43 países enormemente diversos, como lo demostramos todos los días".
“Pedimos a los aficionados que tengan respeto”
Pero Mohamed Aboutrika no es el único que piensa así en Qatar. El país ha sido criticado en numerosas ocasiones por grupos de derechos humanos, tanto por el trato que se le da a los migrantes -muchos de los cuales están construyendo ahora mismo los nuevos estadios- como a la comunidad LGBTQ+.
Luego de que el tema se volvió relevante en las redes sociales, el director ejecutivo de Qatar 2022, Nasser al-Khater, salió a decir que los miembros de la comunidad LGBTQ+ serían bienvenidos en la Copa del Mundo:
“Todos son bienvenidos”, dijo a la televisora CNN. Aunque en el mismo mensaje dejó claro que en su país las muestras públicas de afecto están mal vistas en todos los ámbitos. “Eso es todo lo que hay que respetar. Aparte de eso, todos son libres de vivir su vida”, sentenció.
Nasser fue duramente criticado porque también dejó en claro que Qatar y sus países vecinos son mucho más conservadores:
“Pedimos a los aficionados que tengan respeto (...) Estamos seguros de que lo harán, así como nosotros respetamos las diferentes culturas”.
LA DOBLE MORAL DE LA FIFA
Tampoco son pocas las voces que han criticado la decisión de que la Copa Mundial de Fútbol 2022 se lleve a cabo en un país donde ser homosexual es considerado un crimen castigable con la cárcel e incluso con la pena de muerte.
Una decena de países, incluidos Irán, Arabia Saudita y Qatar, consideran que la homosexualidad es un crimen que merece hasta la muerte, pero juegan las eliminatorias y mundiales de fútbol sin que la FIFA les diga nada, como tampoco se los dice a otro medio centenar de naciones donde la homosexualidad es considerada un delito.
El organismo ha llamado la atención por aparentemente reprobar la homofobia en países como México, donde lleva años mostrando una postura enérgica frente al famoso grito que la afición mexicana hace cuando un portero despeja el balón. Sin embargo, cuando se trata de otros países como Rusia -donde se llevó a cabo la anterior copa mundial, a pesar de múltiples acusaciones de homofobia- y el propio Qatar, que es uno de los países más ricos del mundo, la Federación parece ser mucho menos enérgica.
Apenas se han limitado a compartir en su sitio oficial de internet que "Los beduinos son conocidos por su hospitalidad y por compartir tradicionalmente su comida con sus invitados".
UN CASO DE CONGRUENCIA
Contrario a los titubeos de la FIFA, a miles de kilómetro de ahí, diferentes miembros asociados del equipo de fútbol Bayern Múnich preguntaron abiertamente si se pueden proclamar valores humanistas y al mismo tiempo mantener un contrato de patrocinio con Qatar, precisamente por las recurrentes acusaciones que tiene el país en contra los derechos humanos.
El reportero Christophe Beaudufe, de la agencia AFP, detalló que aunque es imposible saber cuántos aficionados estaban detrás de esta protesta, se podía calcular que era una minoría, sin olvidar que en Alemania, que es un país tradicionalmente sensible a los temas de ética deportiva, era algo digno de llamar la atención.
Posteriormente, millones de telespectadores vieron la bandera desplegada en la grada popular del Allianz Arena, en la que aparecían Herbert Hainer y Oliver Khan, los dueños del club, acompañados de una lavadora, una playera ensangrentada de Qatar y dos maletas llenas de dólares, acompañada del lema: "Por el dinero lo blanqueamos todo".
DECISIÓN CONTROVERTIDA
Cuando la FIFA eligió a Qatar como el primer país de Medio Oriente en albergar la Copa Mundial de fútbol, muchos lo consideraron una apuesta audaz. Y otros, como el ex presidente de la FIFA Joseph Blatter, pensaron que fue un error.
De cualquier modo, como apunta el sitio The Conversation, la controversia nunca ha estado lejos de megaeventos como este, al que además de las preocupaciones sobre los derechos humanos, también le han caído denuncias por supuestos sobornos durante su proceso de licitación.
Lo más importante será ver si todos estos problemas logran disuadir a los fanáticos del fútbol de viajar a Qatar a fines de 2022 o de seguir las transmisiones desde cualquier parte del mundo.
Hasta ahora, tanto Qatar como la FIFA se mantienen optimistas y tienen la certeza de que millones de fanáticos viajarán al Golfo para esta justa deportiva. El país no ha reparado en gastos para ofrecer una experiencia única a sus visitantes, porque su participación en este tipo de encuentros le ayuda a colocarse como un actor legítimo en el escenario global.
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