Mujeres y hombres adultos, que en su niñez desearon un juguete que Los Reyes Magos o Santa Claus no les trajeron cuando rogaron por él en su carta, acuden sábados y domingos a la explanada de la Ciudadela en busca del carrito, la Barbie, los artículos relacionados con Batman u otras series televisivas y películas para comprarlos, sin importarles el precio, y darle gusto al niño que es todavía.
Los puestos están repartidos entre los andadores de ese jardín, ahí sus propietarios exhiben también artículos modernos, como la colección de Hot Wheels de la zaga de Rápidos y Furiosos, muchos de los vestidos de la muñeca más famoso del mundo, Barbie, La guerra de las galaxias, y los infaltables productos relacionados con la lucha libre mexicana con figuras y máscaras de El Santo, aún el máximo ídolo del pancracio mexicano, Blue Demon, Mil Máscaras, El Rayo de Jalisco y El Solitario.
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Los comerciantes también tiene a la venta cascos y espadas de gladiador, álbumes de estampas, cuentos de Walt Disney de Editorial Novaro, juegos de Nintendo, martillos de Thor, muñecos de peluche de Winnie The Poo, Alf el extraterrestre, Micky Mouse y otros movilocos.
Entre los puestos, está el del señor Antonio Vázquez, quien tiene dos años y medio de que decidió dedicarse de lleno a este giro comercial y que está a la caza de carritos, muñecos de Los Amos del Universo y muñecas en tiendas comerciales, tianguis, ventas de garaje o la compra entre particulares, a fin de ponerlos a la venta en ese sitio.
En entrevista con El Sol de México, afirmó que sus principales clientes son personas de 30 a 40 años, pocos niños, quienes buscan los juguetes que de niños no los tuvieron y ahora cuentan con dinero para adquirirlos.
El comerciante muestra los modelos Hot Wheels de los autos DMC DeLorean empleados en la zaga de películas “Volver al futuro”, son los productos que más demanda tienen en estos momentos.
Otros puesteros venden dichos vehículos de mayor escala, acompañadas de un escenario en el que aparecen los protagonistas del filme Marty McFly y el sabio Emmett Brown, que los venden a más de 500 pesos, según el tamaño y el regateo entre el comprador y el vendedor.
El entrevistado dio a conocer que una de “las joyas” que ofrece, la cual es una de las más cotizadas, y que también tiene mucha demanda entre los coleccionistas es un modelo minúsculo de una camioneta pick-up del año 1987, marca Toyota, cuyo precio va de 400 a 500 pesos. “Entre más demanda hay de un juguete, viene el aumento del precio”, explicó Antonio Vázquez.
Con dos años y medio en el negocio, el comerciante sostiene que todos los días aprende del giro, “el juguete no tiene fin”, y recordó que el carro que un carro de metal fabricado en los años sesentas es uno de los más antiguo que vendió, por el que pagó 100 pesos, que entre los coleccionistas tenía un precio de 700 a mil pesos, pero lo vendió en 650 pesos.
La línea de Batman entre muñecos, Baticueva, figuras y carros tienen también alta demanda, ahí el hombre murciélago supera a los otros héroes de los comics, por eso el comerciante contó que un Batimovil de juguete hecho en Japón, llegó a tener un precio de 10 mil pesos.
Además, de la venta de carros, Antonio Vázquez desarrolla su marca Master Custom, cuyo producto son figuras movibles de luchadores mexicanos, quien altera con plastilina epóxica la cara original de los muñecos, diseña la máscara del gladiador a vender por 140 pesos; el día de la entrevista, exhibía a Los Villanos y El Espectro.
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Entre los puestos también destaca uno que vende autopartes para reparar camiones urbanos y de carga de plástico de juguetes, algunos hechos por los propietarios de la firma Lobito’s Escala, quienes con resina hacen afasias, cofres y partes traseras de esos vehículos, para que adultos y niños vuelvan a correrlos con gusto.
Finalmente, exhiben juegos de llantitas, rines a escala, que es lo más difícil de conseguir, y cuyos precios varían, porque van desde los 25 pesos para arriba, ellos nada más hacen las refacciones, pero no se dedican a reparar esos juguetes, algunos de ellos también los venden ya pintados, de verde, como los autobuses que circulan en la Ciudad de México; y otros sin colorear para que el nuevo propietario les ponga el tono que quiera, a su gusto.