El pájaro Toh habita en una de las zonas donde se construye el Tren Maya, sin embargo es difícil de avistar porque se oculta dentro de las cavernas que albergan cenotes y de vez en cuando sale a la selva para posarse en una rama. A él lo acompaña una leyenda prehispánica que relata cómo su orgullo lo dejó sin plumas.
Se cuenta que el pájaro Toh pertenecía a la realeza y que su físico la hacía sentir superior a todos los demás, con un plumaje frondoso con colores brillantes que resaltaban a la luz del sol.
No te pierdas: Construyen Tren Maya sobre suelo con alto riesgo de colapso
Esta superioridad la hizo vanidosa y banal, tanto que ni siquiera se preocupaba por recolectar su propia comida o hacer su nido, estas actividades se las dejaba a otras aves que consideraba inferiores.
Su vida se basaba en socializar y regocijarse de sus bellas cualidades físicas, pero un suceso lo cambió todo.
Una tormenta inesperada
Dicen que Chaac, el dios maya de la lluvia, tenía preparada una tormenta, pero como él amaba a las aves, les advirtió para que se escondieran y construyeran algún refugio en el que pudieran resguardarse.
Te recomendamos: Cueva Garra de jaguar: un ecosistema atravesado por el Tren Maya
El ave más sabia de todas, el búho, anunció el suceso e inmediatamente el carpintero, el tucán, el colibrí, los loros, y todos lo demás empezaron a trabajar arduamente para construir el lugar donde se esconderían.
El pájaro Toh era muy arrogante, no se movía y siempre presumía una cola muy larga llena de plumas. De lado a lado haciendo un movimiento de péndulo.
"Miren mi cola qué bella es"
Pasó un rato y la tormenta comenzaba, fue entonces que el pájaro se dio cuenta que por andar de arrogante no tenía preparado un escondite. Afortunadamente encontró un hoyo abandonado de un pájaro carpintero; el mismo que utilizó para esconderse de la desastrosa lluvia, sin embargo, dejó su cola afuera el agujero.
Inevitablemente su cola terminó arruinada, pero sin darse cuenta y siguiendo con su vanidad, salió para posarse en una rama y decirles:
"No me pasó nada. Yo no construí, no estuve trabajando como ustedes y aquí estoy".
Todos comenzaron a reírse y él, al no entender, miró su cola para finalmente descubrir la terrible tragedia. Asustado buscó el resto de las plumas que alguna vez lo acompañaron, sin embargo ya no estaban más: "No puede ser, ¿qué le pasó a mi cola?", dijo profundamente desilusionado.
El pájaro Toh no pudo soportar las burlas, seguramente ahora lo consideraban feo, así que voló como pudo para esconderse en la cueva más alejada posible.
Así fue como, desde entonces y hasta la actualidad, esta especie hace su nido en cavernas y no socializa con otras aves. Ahora vive con vergüenza y miedo a que lo critiquen, según esta antigua leyenda maya.