Empujones, pisotones, gritos y acoso sexual son algunas de las conductas más comunes en el transporte público, donde el fenómeno conocido como violencia de masas lleva a las personas que forman parte de grandes grupos a perder su identidad, expuso la investigadora Dolores Mercado.
Para la académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se trata de un fenómeno donde convergen ciertas circunstancias que derivan en que las personas tengan comportamientos diferentes a los que comúnmente practican en su vida diaria.
Mediante el portal de divulgación de ciencia de la máxima casa de estudios, UNAM Global, explicó que hay situaciones externas que influyen en las personas y que se potencializan en el transporte público, donde existe un número exorbitante de usuarios con la misma presión de llegar a tiempo a sus destinos.
En ese contexto, la especialista expuso que los usuarios también sufren ansiedad cuando se suben al transporte y buscan un lugar para viajar sentados, así como por saber si debido a las multitudes podrán bajar sin problema en sus estaciones.
Además, apuntó, existe el comportamiento propio de las personas en el que existe la necesidad de actuar de una manera determinada, por lo que al ver que alguien transgrede una regla y no hay consecuencias, dicha conducta es imitada y la personalidad se pierde y es fácil actuar de forma violenta.
Dolores Mercado señaló que es entonces cuando se origina un retroceso hacia etapas iniciales del desarrollo humano, como la infancia, en la que no existe mucha claridad en cuanto a las obligaciones sociales.
De esta forma, indicó, se pierde lo que se conoce como Super Yó o la conciencia moral, debido a que en ocasiones estas conductas pasan desapercibidas o no tienen ninguna consecuencia, lo que deriva en un clima social de desventaja.
“Es preocupante que en México ocupamos el primer lugar de América Latina en cuanto a violencia hacia las mujeres en el transporte público, donde 64 por ciento ha sufrido agresión sexual”, refirió.
Aseveró que la violencia colectiva inicia fácilmente y disminuye de la misma forma, por lo que consideró importante que las autoridades realicen campañas que inviten a las personas a ser amables entre sí y llevar un comportamiento más civilizado.
“La campaña no debe ser de forma punitiva sino muy amable y explicarles que si a ellos no les gusta que los traten violentamente, que no lo hagan con las demás personas; se los van a agradecer y la convivencia social será mejor”, concluyó.