Los animales tienen una gran capacidad para reconocer a quienes pueden brindarles la ayuda que necesitan o al menos eso es lo que parece cuando casos como los de esta ballena se documentan.
Mientras Paco Jiménez, el capitán de un barco que estaba estudiando a un grupo de esta especie en Ojo de Liebre, en la costa del Pacífico de la península de Baja California, una ballena gris se acercó de forma inusual.
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El hombre le tendió la mano y la ballena le mostró las partes de su cabeza donde tenía adheridos gran cantidad de parásitos para que pudiera quitárselos. Cuando retiró algunas, la ballena se volvió a acercar para que continuará.
Al parecer es común que estos animales busquen ayuda para que les quiten los piojos, como también se les denomina: “Lo he hecho en varias ocasiones, con la misma ballena y otras. Es muy emocionante para mí”, dijo Jiménez a El Dodo.
¿Los parásitos lastiman a las ballenas?
Los piojos son una familia de crustáceos parásitos que se instalan en zonas donde se puedan sostener bien como las fosas nasales, ojos o lesiones en la piel de las ballenas y no son del todo malas, ya que se alimentan de algas y piel muerta.
Pero esto significa que no sean molestos para ellas. Mark Carwardine, un zoólogo británico le dijo a The Guardian que las ballenas “tienen una relación amor y odio con sus piojos” porque también les causan dolor.
"Tienen una piel muy sensible, y miles de estas pequeñas criaturas agarrándose con fuerza o moviéndose con sus garras extremadamente afiladas y curvadas deben volverlos locos. De hecho puede doler cuando un piojo de ballena te agarra el dedo, se siente como pequeños pinchazos", explicó.
Esto puede ser un gran problema para la especie, pues una sola ballena puede llegar a hospedar alrededor de 7 mil 500 parásitos de este tipo.
Así que si alguna vez tienes la oportunidad de ayudar a una ballena, no dudes en hacerlo, ella estará muy aliviada.