1,2, 3… Todos corren despavoridos, con el corazón acelerado y los ojos puestos en un sitio, tal vez poco planeado, tal vez bien estudiado, un lugar donde esconderse… silencioso, discreto e inamovible. Esa emoción la podías experimentar a la hora del juego, un momento vital en el desarrollo de un niño, todos le llamaban “las escondidas”.
Si naciste antes de los 90, es probable que recuerdes lo distinto que era divertirse, no era necesario tener conexión a internet y los materiales podían estar en cualquier espacio dentro de la casa. Las tablets o celulares no se consideraban objetos de deseo de niños; el ingenio y las historias que nos compartían nuestros papás o abuelos eran suficientes para darnos ideas de lo que podíamos jugar.
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Este, el aislamiento voluntario por el Covid-19, es un momento para aprovechar el tiempo en casa, con tus hijos o sobrinos y replicar aquellas actividades con las que te divertías, practicabas tu destreza –física y mental- y sobre todo, reforzabas la amistad o confianza con el compañero de juego.
Papa caliente. Lo que necesitas es un trapo que acomodes a modo de pelota (o si tienes pelota, mejor) y aventarlo a otra persona mientras suena una canción o alguien canta “la papa caliente, piensa que está a muy alta temperatura de la papa, para que de verdad no te la quedes. Mientras lo lanzan la música termina y el que la tenga en sus manos pierde.
Avión. Seguro lo jugaste en la escuela, bueno, ahora puedes usar el patio de tu casa o algún pasillo para replicarlo ahí. La numeración es del 1 a 10 y gana quien logre recorrer todo sin pisar raya.
Resorte. Para este juego se necesitan tres personas. Dos que sirvan como torre y un tercero, saltando en medio. Busca un resorte lo suficiente grande para mantener distancia entre los participantes y recuerda subirlo cada que vayan pasando de nivel.
Nota. Hay variantes en cada juego, muchos de ellos se han ido adaptando a las tradiciones de casa. Por cierto, evitamos recordar los que implican tocarse las manos.
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Como en la época prehispánica
Existen varias investigaciones que buscan rescatar la historia de los pueblos de México a través del juego; una de esas publicaciones se llama Juegos y deportes. Autóctonos y tradicionales de México, de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales, A.C. Está divida por estado y explica el origen de cada actividad.
Te compartimos tres, que puedes practicar estos días:
Escondiendo objeto de la abuela (Campeche). Se necesita un objeto y luego, que los participantes se acomoden en una línea con los brazos cruzados por atrás (uno de ellos guardará el artículo); de frente habrá otra persona que tratará de adivinar quién tiene la pieza. Tiene tres oportunidades y si no lo logra, todos le pueden hacer bolita.
Caracol (Chihuahua). Se debe pintar un espiral en el piso, formado por 20 o 30 cuadros; luego se recorre saltando sin pisar las líneas hasta llegar al centro. Si el participante logra pasarlo sin problema tiene derecho e elegir un cuadro y poner su inicial; el jugador que sigue no puede tocar ese espacio y tendrá que saltarlo. Gana el que tenga más iniciales marcadas.
Jalar Jalar (Tabasco). Originalmente se juega sobre una penca de palma, pero podrías utilizar un costal y una tela. Es sencillo, alguien se sienta en ella y el otro la jala. Hay que dar 6 vueltas y los primeros en llegar o hacer menos tiempo, ganan.
Aquí se puede leer el documento completo.
Y veces solo se necesita un poco de imaginación…
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