La efectividad de los impuestos para cambiar patrones de consumode bienes que podrían afectar la salud no ha sido probadaconcluyentemente, al tiempo que esos gravámenes merman lacapacidad para adquirir alimentos y bebidas, especialmente engrupos de menores ingresos, indicó un estudio.
El Centro de Estudios Económicos del Colegio de México(Colmex) presentó el “Estudio de los efectos sobre el bienestarde la política de impuestos sobre alimentos y bebidas con altocontenido calórico”.
La investigación, realizada con datos del Instituto Nacional deEstadística y Geografía (INEGI), tuvo como objetivo evaluar elefecto en el consumo de los impuestos establecidos en 2014 abebidas y alimentos con alto contenido calórico, dijo el doctorJosé Romero Tellaeche, director del Centro de EstudiosEconómicos.
“El estudio centra su atención en la afectación delbienestar económico de los consumidores, y los efectosdiferenciados por grupos socioeconómicos de ingreso. El bienestareconómico se mide en términos de ingreso afectado por losimpuestos”, ahondó.
De acuerdo con el experto y coautor de la investigación,“analizar el efecto de los impuestos solo en términos de lareducción del consumo deja fuera otros elementos, de igual o mayorimportancia, como el costo para los consumidores que representa ladisminución de su ingreso real y el efecto diferenciado porestrato de ingreso socioeconómico”.
Al exponer las principales conclusiones del trabajo, Romeroseñaló que “no existe un patrón general de la caída en elconsumo de refrescos; esto depende de la región, composición delhogar, tamaño de localidad y estrato socioeconómico”.
Pero el estudio señala que, en promedio, entre 2012 y 2014 elconsumo per cápita de refrescos en los hogares disminuyó apenas5.37 mililitros diarios. A su vez, el volumen anual de venta derefrescos disminuyó 1.9 por ciento en 2014 frente a lo observadoen 2013.
Por otro lado, indicó Romero, los impuestos especiales“afectan negativamente el nivel de ingreso real, y por tanto dealimentos y bebidas que pueden adquirir los consumidores”.
“En este sentido, los impuestos representan una pérdida debienestar”, apuntó.
Precisó que el efecto del Impuesto Especial sobre Producción yServicios (IEPS) a refrescos en 2014 “fue equivalente a unareducción promedio de 1.65 por ciento del ingreso real asignado alconsumo de alimentos y bebidas” respecto a 2013.
“Los impuestos calóricos afectan en mayor proporción a losgrupos de menores ingresos. En estos grupos, el efecto del impuestoa refrescos fue equivalente a una reducción de hasta 2 por cientodel ingreso real” asignado a la adquisición de esos bienes,añadió.
El estudio destaca que para los segmentos con menor poderadquisitivo, el IEPS a refrescos fue equivalente al 66 por cientode la pérdida total de su capacidad de compra de alimentos ybebidas en 2014, derivada del aumento de precio de esosproductos.
Por ello, “el efecto diferenciado de los impuestos por estratode ingreso señala que el mayor costo de la política de impuestosespeciales recayó en los grupos de menores ingresos”,añadió.
En general, los estratos de ingreso más bajo presentan menoresvariaciones en el consumo de refrescos que los más altos, aunquedichas variaciones no sean significativas en el periodo de laentrada en vigor del impuesto a bebidas azucaradas.
“Las poblaciones con ingresos más bajos no han variadosignificativamente su consumo desde la entrada en vigor delimpuesto, pero sí ha implicado una pérdida en su poderadquisitivo de productos de la canasta básica”, subraya. Eldocumento considera que la evaluación del consumo de contenidoscalóricos de diversos alimentos y sus efectos en la salud va másallá de un análisis de los efectos económicos de la variaciónde precios provocada por los impuestos.
“Sin embargo, este estudio aporta elementos fundamentales paratener en cuenta por legisladores, reguladores y autoridades para laelaboración de políticas públicas”, concluye el trabajo.(EFE)
La OMS pide más gravámenes
Más impuestos a las bebidas azucaradas, principalmente en lospaíses donde el problema del sobrepeso y obesidad en niñosmenores de 5 años es mayor, como el caso de México, urgió laOrganización Mundial de la Salud (OMS), en el informe de laComisión para el Fin de la Obesidad Infantil (ECHO, por su siglaen inglés).
La OMS advierte que “la obesidad infantil está alcanzandoproporciones alarmantes en muchos países y plantea un desafíourgente y serio”. Y hasta el momento, la lucha contra esteproblema de salud ha sido “lenta e inconsistente”. En estesentido, afirma la Organización que, “los niños con obesidadson muy probables que sigan siendo obesos en la edad adulta yestán en riesgo de enfermedades crónicas”.
La Comisión establecida hace dos años advierte del graveproblema que padecen 41 millones de niños menores de 5 años queson obesos o con sobrepeso, en el mundo, y entre las medidas queapoya para disminuir este problema es implementar a nivel global elimpuesto a las bebidas azucaradas. El informe afirma que “haypruebas sólidas” de que un impuesto al azúcar trabajará juntoa otras medidas para hacer frente a la obesidad infantil -unaofensiva contra la comercialización de comida chatarra a losniños y las escuelas- para prohibir la venta de alimentos pocosaludables”.
En tanto, Fiorella Espinosa, investigadora en salud alimentariaen El Poder del Consumidor declaró: “Tal y como lo reafirma estereporte, los Gobiernos deben comprometerse con la salud de supoblación, particularmente de niñas y niños, y así evitar quesean adultos enfermos”.
En México, se han implementado varias de las medidas querecomienda la Organización, sin embargo, expuso, “el diseño deestas políticas no se realiza con base en evidencia científicagenerada a nivel nacional e internacional. En el caso del impuestoa bebidas azucaradas que se implementa en nuestro país desde el2014, la evidencia indicaba que para que fuera una medida efectivael impuesto debía ser de 20 por ciento. Estudios del INSP eincluso del ITAM, este último dado a conocer por la propiaindustria, reconocen una disminución en el consumo con el impuestode aproximadamente un 10 por ciento, pero no suficiente”.
Al respecto, Sir Peter Gluckman, Copresidente de la ComisiónECHO afirmó que “Se necesita un mayor compromiso político paraabordar el desafío mundial del sobrepeso y obesidadinfantil.”