Alejandro Díaz de León Carrillo, gobernador del Banco de México, diseñó la estrategia para arrendar el avión José María Morelos y Pavón, el cual fue usado por el ex presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
“Las condiciones financieras del financiamiento implícito del arrendamiento serán las siguientes: El monto del arrendamiento financiero será hasta por 3 mil 332 millones 971 mil 365 pesos, pudiendo diferir, por ajuste en los conceptos que lo integran”, planteó el ex titular de la Unidad de Crédito Público (UCP) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El Sol de México buscó a Díaz de León Carrillo para conocer su versión, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.
El dinero pedido fue para adquirir una aeronave para el presidente de la República y el Estado Mayor Presidencial, equipo de apoyo terrestre, equipo de rampa, equipo de apoyo de motor, repuestos, equipamiento de cabina, sistema de defensa, así como los impuestos y derechos aduanales, explica la documentación a la que tuvo acceso El Sol de México.
La propuesta financiera del ex titular de la Unidad de Crédito Público fue enviada a Georgina Kessel Martínez, directora general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), el 19 de octubre de 2012.
Es mismo día, el ex funcionario de la SHCP recibió un oficio de Augusto Moisés García Ochoa, entonces director general de Administración de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), quien solicitaba una excepción a la subasta para el arrendamiento de financiero de una aeronave de transporte estratégico para uso presidencial y del Estado Mayor.
García Ochoa explicó que el avión sería utilizado por el presidente de la República y el Estado Mayor para incrementar la capacidad de transporte aéreo en tareas y actividades estrictamente de seguridad nacional.
“Al ser una aeronave que se utilizará en tareas y actividades estrictamente de seguridad nacional no se considera conveniente que se encuentre sujeta a normas de operación y disposiciones de carácter mercantil, que rigen este tipo de contratos”, dijo el ex director general de Administración de la Sedena.
Las funciones, misiones, tareas y actividades realizadas por el presidente de la República y el Estado Mayor no pueden estar sujetas a ninguna condición, por lo que se considera indispensable que la propiedad del avión sea de la nación a través de sus propias instituciones financieras, dijo el general de División Diplomado de Estado Mayor Presidencial.
El Estado Mayor Presidencial contaba con una aeronave de transporte (B-757), conocido como Presidente Benito Juárez, para el uso del presidente de la República, la cual había sido recibida por el gobierno mexicano el 17 de noviembre de 1987.
El Presidente Benito Juárez, un avión usado para las giras nacionales e internacionales del Felipe Calderón, tenía 25 años y ya había cumplido con su vida útil.
Alejandro Díaz de León Carrillo, Augusto Moisés García Ochoa y Enrique Lara di Lauro, apoderado legal de Banobras, acordaron el 1 de noviembre de 2012 suscribir el arrendamiento financiero del avión José María Morelos y Pavón.
Ese mismo y en la Ciudad de México, Banobras firmó un contrato por 127 millones 348 mil 857 dólares para comprar una aeronave de Transporte Estratégico para uso Presidencial y del Estado Mayor, modelo Boeing 787-8, MSN. En esa operación solo participaron funcionarios de Banobras, Sedena y una directiva de la fabricante de aviones estadounidense The Boeing Company.
El 18 de diciembre de 2013, el banco de desarrollo adquirió en 81 millones de dólares el equipamiento de cabina del avión presidencial a la empresa Associated Air Center.
El 2 de mayo de 2014, la entidad financiera del gobierno pagó 23 millones 046 mil 718 dólares por refacciones y accesorios para la aeronave y motores, así como un equipo de soporte de rampa y terrestre para la entrada en servicio, así como consumibles a The Boeing Company.
La madrugada del 3 de febrero de 2013, el avión presidencial llegó a tierras mexicanas, luego de un vuelo de más de dos horas.
Unos minutos después el Boeing Dreamliner 787 fue trasladado al hangar presidencial, ubicado en el Aeropuerto de la Ciudad de México, en donde fue recibido por integrantes del Estado Mayor.
El avión cumplió con otras pruebas antes de que fuera usado de manera formal por el ex presidente Enrique Peña Nieto.
Peña Nieto hizo siete días después su primer viaje el avión presidencial a Hermosillo, Sonora, en donde estuvo acompañado por algunos estudiantes destacados de primaria y secundaria.
López Obrador cumplió a cabalidad su promesa de campaña de no subirse y vender el avión presidencial, ya que la primera vez que pidió a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que lo subastara fue en septiembre de 2015.
“Ya se tomó la decisión, se va a vender ese avión presidencial. Se vende, se renta o se rifa, pero yo no me voy a subir a ese avión. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, dijo el ex jefe de la Ciudad de México el 17 de enero de 2020. Ese día el mandatario planteó que la Lotería Nacional vendería cachitos para que se lo llevarán como si fuera el premio mayor.
“Imagínense (ese avión) no lo tiene ni Donald Trump, está valuado en dos mil 500 millones de pesos, tiene para 280 pasajeros, pero lo adaptaron para que pueda ser transportados 80: salas de junta, restaurante, alcoba y es un palacio para los cielos”, comentó López Obrador.
El Boeing 787, que en su actividad oficial realizó 214 viajes para del ex presidente Enrique Peña Nieto, permanece desde el primer día de gobierno de López Obrador estacionado en el Aeropuerto de Logística del Sur de California, en Estados Unidos.