Los algodoneros del país advirtieron que la prohibición al glifosato en semillas de algodón provocará que estos insumos se importen al país de manera ilegal, ya que el futuro de esta industria sin semillas transgénicas está limitada a 2025.
Raúl Treviño Cisneros, presidente del Comité Nacional del Sistema Producto Algodón (CNSPA) también acusó que la siembra se redujo 40 por ciento desde 2018, por lo que ve una tendencia del gobierno federal por desaparecer el algodón del campo mexicano.
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En 2018, se sembraron 240 mil hectáreas de algodón. Para 2019, la superficie sembrada se redujo a 220 mil hectáreas y en 2020 descendió hasta 146 mil hectáreas de algodón sembrado.
“Todo venía viento en popa hasta el 2018. No quieren actualizarse. Veo una tendencia a querer quitar el algodón del campo mexicano porque no entiendo de otra manera qué es lo que está sucediendo”, apuntó.
México se ubica dentro de los 13 principales productores de algodón en el mundo, y el cual aporta la fibra necesaria para la industria textil encargada de fabricar todo tipo de ropa, tapicerías, materiales de curación y papel moneda, entre otros.
En 2019, el país obtuvo ganancias por 465 millones de dólares correspondientes a ventas internacionales de algodón, principalmente con Nicaragua, Estados Unidos, Pakistán, Turquía y China, según el portal Data México de la Secretaría de Economía.
“Tenemos 20 años sembrando materiales genéticamente modificados y nuestra industria ha crecido, ha favorecido a siete mil 500 familias que dependemos del cultivo del algodón, generamos seis millones de jornales en el campo, en el despepite, y todo eso ha venido a generar riqueza en forma general para el país y ha venido a abastecer hasta el 80 por ciento de la demanda de algodón por la industria textil mexicana”, enfatizó el presidente del CNSPA.
En entrevista con El Sol de México, Treviño Cisneros señaló que la reducción de su siembra significa que se dejaron de producir 600 mil pacas en dos años, desde 2018, acompañado de una pérdida de 4 mil millones de pesos.
Raúl Treviño advirtió que esta prohibición ocasionará que siga decreciendo la siembra anual de algodón con márgenes de hasta el 30 por ciento, ya que las semillas genéticamente modificadas que alcanzaron a ser aprobadas se terminarán pronto, debido a la vigencia que cuentan de entre cinco y siete años de vida.
De ser así, advirtió, "se pondrá en jaque” a 1.4 millones de empleos vinculados al sector y su cadena de valor en la que también participan siete mil 500 productores, 30 mil 150 trabajadores locales y migrantes que dependen directamente de la labor.
Además de casi 48 mil 700 eventuales, que representan seis millones de jornales anualmente y 1.24 millones de personas que subsisten en los procesos de hilado, tejido y confección en la industria textil.
Raúl Treviño subrayó que en algunos casos sólo resta acabarse el inventario con el que se cuenta desde algunos años.
“Hay dos o tres materiales que exactamente estamos sembrando con el stock y que corremos el riesgo que este 2021 ya no se complete a sembrar ni la superficie que sembramos”, alertó.
Añadió que dejar de producir los mismos niveles de algodón en el país encarecerá el producto norteamericano ante la falta de insumos nacionales porque “ellos van a a poner la condición y el precio va a ser más alto, por lo cual la prenda de confección será más alta al mercado porque se van a incrementar los costos”.
En este sentido, acotó que el 90 por ciento o más del algodón que se siembra en el mundo es genéticamente modificado, por lo que igualmente “el que importen para producir en la industria textil será un algodón genéticamente modificado al final de cuentas”.
Treviño Cisneros dio a conocer que tienen pedida una audiencia con el Presidente de la República para que escuche sus demandas y necesidades, pues consideró que “es cuestión de falta de información o de ideología”, ya que regresar a la siembra de algodón con semilla criolla no es rentable para los agricultores, al resultar más costoso el cuidado de los cultivos, demandar más químicos para combatir malezas, y que contribuye a mayor contaminación del medio ambiente.
“En una ocasión, no hace mucho, me preguntaron personal de la Semarnat ‘bueno, pero si ya tienen 20 materiales a nivel nacional autorizados de forma comercial para qué quieren más si con esos completan’ (...) Le expliqué que tienen una viabilidad y una vigencia y vienen nuevos productos a sustituirlos y como que no entienden del tema o no quieren entender”, recordó.
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