Faltan dos meses para que entre en operación el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), uno de los pilares del nuevo modelo normativo de trabajo; el T-MEC ya está vigente y los sindicatos se legitiman a cuenta gotas.
La autoridad, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) también es lenta, no obstante que se le ha inyectado muchos recursos al proyecto de la Reforma Laboral. “No sabemos dónde van a estar los Juzgados Laborales, quiénes van a ser los jueces, cómo se capacita al personal que va a trabajar en el Centro Federal de Conciliación y Registro y cómo, finalmente, se van a legitimar los contratos colectivos de aquellos sindicatos que sean renuentes a acudir voluntariamente a hacerlo”. señaló en entrevista con El Sol de México Héctor de la Cruz, experto en derecho laboral, Héctor de la Cruz.
“En suma, los cambios en la Reforma Laboral son lentos. No tienen la velocidad que se requiere. Además, se atravesó a pandemia del Covid-19 y le restó importancia a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) y todas las normas en materia de trabajo, que ya las tenemos en puerta”, manifestó el abogado.
Refiere que "estamos bajo ese esquema que no nos permite avanzar en la velocidad debida en la implementación de la Reforma Laboral. Si bien se tiene un avance del 80% en la legitimación de los contratos colectivos de trabajo en materia federal, el problema más grave y en donde se tiene un avance mínimo, es en materia local".
Detalla que se trata de sindicatos que operan en el interior de la República o que son de empresas consideradas no federales como los centros comerciales, las tiendas de conveniencia. “Ese tipo de giro están muy atrasados en la legitimación de sus contratos colectivos de trabajo. Hablamos de un universo, de acuerdo con la STPS de más de 12 mil contratos”.
Considera el abogado De la Cruz, con experiencia de más de cuatro lustros en el mundo laboral, que “es una cifra importante. Seguramente, muchos de esos contratos colectivos son de protección y tendrán que desaparecer”.
Además, comentó: “no existe un censo claro, ni una estadística que nos permita saber con certeza este número de contratos colectivos de trabajo sin legitimar por la autoridad”.
¿Sobre los cambios?
-Son los sindicatos los que tienen que ponerse la cachucha. Son los que tienen que legitimar, que cambiar los estatutos. Y eventualmente, también los patrones.
Todo esto implica un cambio de cultura, una cultura en la cual el sindicalismo era inactivo en su mayoría, salvo algunos sindicatos muy grandes y muy fuertes. Al resto, creo, que no les ha caído el veinte.
¿Y las nuevas normas? ¿Y los observadores laborales?
-Las normas en materia laboral en el T-MEC no son solo para las grandes empresas. Son para todas las que exporten y hay muchas pequeñas y medianas.
Sobre los observadores laborales, van a verificar el cumplimiento de las normas, Van a ser un puente de observación con sus respectivos países.
Por eso, hay que empezar a trabajar ya y cambiar la mentalidad, esa situación que nos coloca en un México de hace 20 años. Debemos modernizarnos. Las normas laborales son incluso internacionales. Existen desde hace más de 40 años. Simplemente, México se había negado rotundamente a aceptarlas, a reconocerlas en la práctica. Ya es tiempo.
Y advirtió que “sí no, el T-MEC en lugar de ser un vehículo para que las empresas crezcan y los trabajadores tengan un mejor nivel de vida, se va a volver un lastre y nos vamos a vivir en litigios internacionales, en quejas, en imposición de sanciones. Será el cuento de nunca acabar”.
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