En febrero pasado, Petróleos Mexicanos importó un promedio de 898 mil 458 barriles de productos petrolíferos al día, que incluyen las gasolinas automotrices y el diésel, así como aditivos para el combustible, lo que representó una caída de casi 12 por ciento en relación con lo que ingresó al país en el mismo mes, pero de 2018.
Según datos de la petrolera, el gasto se redujo 26 por ciento en el lapso de referencia. Esto ocurre también en un contexto en el que el consumo de petrolíferos muestra una ligera contracción, pues en febrero del año pasado se vendieron 1.6 millones de barriles diarios, contra 1.4 millones del segundo mes de 2019.
Tan sólo en el apartado de la gasolina, el país redujo su consumo del combustible del exterior en 16 por ciento, al ubicarse en poco más 542 mil barriles diarios en el segundo mes del año y tocar su menor nivel desde mayo de 2017.
Desde el inicio de la administración del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la importación de combustibles muestra una tendencia permanente a la baja.
En los primeros dos meses de este año, México dejó de comprar 100 mil barriles diarios al exterior.
Esta disminución formó parte del cuello de botella que se creó a partir de la estrategia del combate al robo de combustibles, que inició en diciembre del año pasado y que afectó, tanto la proveeduría de la gasolina en al menos 10 entidades del país como el ingreso del insumo proveniente del exterior.
En el sentido contrario, la producción doméstica del combustible aumentó 30 por ciento, al alcanzar 213 mil 638 barriles diarios, por lo que la participación del mercado nacional pasó de 21 a 30 por ciento del total en comparación con febrero del año pasado.
El repunte en la producción se concentró en la recuperación del procesamiento de petróleo en cinco de las seis refinerías del país.
Entre ellas, destaca la de Madero, en Tamaulipas, que en febrero del año pasado no produjo nada, mientras que para este año refinó nueve mil 331 barriles diarios, de acuerdo con cifras de Petróleos Mexicanos.
Dentro del Sistema Nacional de Refinación, sólo la terminal de Salamanca, en Guanajuato, una de las zonas más conflictivas por el robo de gasolina, presenta una baja en la producción de combustibles.
En el segundo mes del año, la planta procesó casi 15 mil barriles diarios, 67 por ciento menos de lo que generó en 2018.