El de los millennials es un “mercado complicado”, no están casados con una sola marca, así define Enrique Murillo, CEO de la Casa Pedro Domecq, a este segmento de consumidores que la empresa ha colocado entre sus prioridades.
“Las generaciones de antes se casaban con una o dos marcas, ahora tenemos que estar incidiendo para que los jóvenes te metan en su saco de marcas”, comenta en entrevista con El Sol de México.
El objetivo, dice, es posicionar el brandy, que hace 20 años era la categoría más consumida dentro de las bebidas espirituosas en el país y ahora está en el tercer lugar, además de que representa 80 por ciento de la facturación de la empresa.
Como parte de su estrategia, el próximo año o, a más tardar, en dos, Domecq estará comercializando por primera vez una marca de ron y, en tres o cinco años lanzarán un tequila, incrementando así su portafolio de productos que actualmente consta de 25 marcas.
“Con esto estaríamos cubriendo los gustos de la población en general. El mercado de las (bebidas) espirituosas es de moda, en cualquier momento alguna bebida puede explotar en el gusto de la población y debemos estar atentos y preparados para eso”.
La compañía se renovó hace dos años con su venta a un consorcio filipino-español. Tan solo en el último año la empresa invirtió alrededor de 60 millones de pesos en el país, 45 millones para renovar su bodega en el Valle de Guadalupe y 16 millones en una campaña de su principal marca, brandy Presidente.
Para este año, platica, piensan duplicar la inversión en publicidad y, en los próximos tres años, destinar 70 millones de pesos para la compra de al menos 100 hectáreas más en la zona norte del país para el cultivo de uva.
Hace dos años, recuerda el directivo, la empresa española González Byass y el grupo filipino Emperador compraron a la firma Pernod Ricard la marca Domecq a nivel global y las operaciones en México, por un monto de 100 millones de euros.
“Cuando nosotros llegamos al acuerdo, nos tocó firmar el día después de las elecciones en Estados unidos en las que ganó Trump, y el peso se desplomó. Recuerdo que en aquella reunión dejamos en claro que nuestra apuesta por México no era por cinco o seis años, sino por 50 o 100 años”, cuenta Murillo.
El país tiene ventajas para convertirse en una potencia económica en las siguientes dos décadas como su ubicación cerca del mayor consumidor del mundo, tener 120 millones e ir para 150 millones en los siguientes años, que la edad media de la población sea de 27 años y el crecimiento del PIB.
En medio de pronósticos de desaceleración económica y los recortes en las expectativas de nota crediticia para el país, Murillo asegura que para Domecq este será un año “moderadamente positivo”.
“Puede ser de crecimientos de entre tres y cinco por ciento, somos moderadamente optimistas aunque hay una serie de retos en la mesa que pueden impactar, como el tipo de cambio y factores externos como la guerra comercial entre Estados unidos y China o que el Brexit resulte en un desastre”, comentó.
Pero que la negociación del tratado de libre comercio con Estados unidos y Canadá haya concluido con un nuevo acuerdo, que el año electoral quedara atrás, un presupuesto equilibrado para este año y que no haya incremento de impuestos, son señales positivas, destaca Murillo.