En lo que va del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, el saldo de la deuda pública subió 70 por ciento, es decir, a un ritmo de 14 por ciento anual, sustancialmente superior al crecimiento económico de 2.1 por ciento anual que ha registrado en el mismo lapso.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda, la deuda pública, medida a través del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), inició la presente administración con cinco billones 890 mil millones de pesos al cierre de 2012, y para finales de 2017 escaló a 10 billones 31 mil millones, un incremento superior a los cuatro billones de pesos. De esta manera, el SHRFP subió de 37.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2012 a 46.2 al cierre de 2017, un repunte de 9 puntos porcentuales.
Sin embargo, las propias autoridades reconocen que la deuda podría haber sido mayor, pues tan sólo de acuerdo a los Criterios Generales de Política Económica 2017 se estimaba que al cierre de ese ejercicio fiscal el SHRFSP representaría 50.2 por ciento del PÍB, pero gracias a los 321 mil 653 millones de pesos que entregó en abril de ese año el Banco de México (Banxico), al gobierno federal por concepto de remanentes del ejercicio fiscal 2016, la deuda reviró su tendencia alcista y descendió a 46.2 por ciento para final del año pasado.
En 2016 las tres principales calificadoras internacionales, como Fitch Ratings, Standard and Poors y Moodys, ajustaron de estable a negativa sus perspectivas soberanas para México, en respuesta al incremento de la deuda pública, pero en 2017 volvieron a colocar su valoración en estable. Al respecto, Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), explicó que la presión de la deuda ha provenido, principalmente, del aumento constante en el gasto público, el cual ha sido superior a los ingresos, impuestos y a lo programado en el presupuesto.