Entre 2018 y 2022, la población de zonas rurales atendida en servicios privados de salud creció, pese a mantener una línea de bajos ingresos, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El organismo destaca que en 2018 aproximadamente cuatro de cada 10 personas se atendieron en consultorios y hospitales privados, mientras que en 2022 la cifra creció a cerca de seis de cada 10. Las atenciones en estos puntos también incluyen los consultorios médicos instalados en farmacias o servicios de terceros.
César Salazar, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que este crecimiento se debe a la mayor oferta de servicios de salud privados en conjunto con una deficiente atención del sector público.
En la mayoría de las ocasiones se tratan de centros comunitarios u hospitales que suelen estar en las zonas más céntricas de un pueblo, lo que dificulta el acceso de muchos habitantes, indicó a El Sol de México el académico.
“Tiene que ver mucho con la disponibilidad. Cada vez es más común que las farmacias, sobre todo aquellas de marcas más reconocidas, tengan una mayor reserva de médicos y hasta medicamentos”, mencionó Salazar.
Según el investigador del la UNAM, en algunas zonas rurales del país las consultas tienen un costo de entre 20 y 50 pesos, aunque también hay casos en los que los médicos aceptan alguna propina o cooperación voluntaria.
Agregó que también hay grandes cadenas de farmacias que ofrecen un “servicio completo” de consulta médica y venta de fármacos de manera inmediata, con costos promedio de hasta 500 pesos, mientras que la espera de espacios públicos puede ser hasta de cinco horas.
De acuerdo con las estadísticas del Coneval, tres de cada 10 habitantes de zonas rurales fueron atendidos en centros de la Secretaría de Salud (Ssa) en 2018, y en 2022 la proporción disminuyó a dos de cada 10.
Según el organismo, en 2018 poco más de 7.4 millones de mexicanos fueron atendidos en centros de salud de la Ssa, pero cuatro años después la cifra cayó a 4.7 millones. En ese mismo sentido, 21.4 millones de personas acudieron a consultorios de farmacias u hospitales privados en 2018, y en 2022 repuntó a casi 30 millones de mexicanos.
Chamanes pierden clientes
A la par del aumento de atenciones en hospitales, consultorios o farmacias privadas, el Coneval también observó una baja en las visitas o servicios de curanderos, comadrejas, brujos, chamanes, entre otras alternativas medicinales, al pasar de 380 mil a 348 mil personas entre 2018 y 2022. El investigador de la UNAM consideró que la baja puede obedecer a un factor generacional, pues cada vez hay menos personas prefieren estas opciones.
“Casi siempre se trata de medicina herbolaria, que es más barata que un medicamento genérico; lo que pasa es que el brujo o curandero se fue del pueblo o falleció y ya no hay quien practique estas actividades”, destacó César Salazar.