La disrupción tecnológica va a continuar colándose por todas las grietas que aún quedan en las industrias tradicionales. “Esto no se va a terminar”, dice Mauricio Lamas, fundador de Kiperfy.
Ya pasó en la música, en el cine, en el transporte, en la hotelería, en la comida. Era cuestión de tiempo para que la tecnología llegara a algo tan común, pero a la vez tan complicado, como la administración de propiedades.
“Uber, Airbnb, Spotify, WeWork no se van a acabar, todo lo que sea rápido, fácil, user friendly, servicios para todo. La industria tiene que cambiar, cambió el modelo”, dice Mauricio.
La empresa de Mauricio hace eso, Kiperfy lleva la tecnología a donde no había llegado. La administración de propiedades comerciales y de vivienda –explica– en México es una que se rige en su mayoría por los estándares de la informalidad y los procesos análogos.
El cobro de las rentas, cuotas de mantenimiento, pago de servicios, resolución de conflictos, administración de entradas y salidas, seguridad, administración y mantenimiento de los espacios. Todas estas son tareas que un administrador debe llevar a cabo en una propiedad, ya sean lofts de lujo con uso de suelo mixto o un conjunto habitacional de 10 casas.
Mauricio explica que la mayoría de los administradores, ya sean empresas contratadas para la tarea o personas, llevan esto en libretas, algunos en hojas de Excel, y los más sofisticados utilizan software especializado de complicada lectura y operación.
“De alguna u otra forma los administradores tratan de llevar en Excel, lo tratan de llevar a mano pero es un proceso muy complejo. Los procesos en la administración de propiedades aún son muy arcaicos, tan sólo te das cuenta cuando en Latinoamérica no hemos migrado a que los administradores tengan una licencia.
“Necesitas buscar una forma más eficiente de llevar el control, si no es más fácil que roben, perder el flujo de información, el control del dinero, perder el esfuerzo. Y ya cuando estamos hablando de propiedades muy grandes, estamos hablando de millones de pesos perdidos al año. Entonces ahí es donde realmente le ven el valor a Kiperfy”, explica.
Mediante una suscripción digital a Kiperfy, los administradores de un complejo habitacional o mixto y de cualquier tamaño pueden acceder a una plataforma que les facilita llevar todo el control sobre sus responsabilidades.
Kiperfy permite cobrar todas las cuotas y servicios dentro de una propiedad y llevar un registro. Por su parte, los inquilinos la utilizan para pagar y conocer todo el flujo de dinero e información que se genera, sus adeudos y sus abonos.
La plataforma también permite la coordinación abierta entre inquilinos y administración, mediante un chat público y servicio de noticias comunales. Controla los accesos y habilita botones de pánico para la seguridad. Cuenta con un calendario para consultar la reserva de amenidades y genera tickets sobre pendientes dentro de la unidad.
Para resumir, Kiperfy concentra toda la vida financiera, administrativa y social de una propiedad en un sólo lugar de una manera transparente, segura y fácil de usar.
“Es un all in one para las propiedades. Es un proceso global de una forma fácil en el que tú puedes llevar la administración para resolver el problema típico de que se están robando lana y todo es un mugrero, nadie sabe cuánto se pagó ni cómo se hizo ni nada.
“El principal problema que veo en las propiedades es la comunicación, (...) entonces, desde ahí comenzamos, y el flujo de información es más fácil. Tú decides hasta dónde quieres usar la tecnología”.
CÓDIGO Y VALOR
Mauricio, de 34 años, se describe como alguien que siempre quiso algo propio. Antes de Kiperfy había buscado echar a andar emprendimientos de distintos ramos como una plataforma digital de seguros, una red para compartir notas de clases entre alumnos y hasta dio clases de conducción por las noches.
Cuando ideó su nueva empresa en 2014, Mauricio trabajaba para la compañía de software Nasa Tecnología, en Monterrey, desarrollando soluciones en materias como la contabilidad, administración hotelera, inventarios y recursos humanos.
“Cuando me fui a vivir a un departamento mi rentero, un señor ya mayor, me dijo 'oye Mau, el administrador pasado se robó tantos pesos de la cuenta, computadoras, no tengo nada, no sé ni cuánto tengo que cobrar de mantenimiento, échanos la mano'.
“Les hice un tipo de dashboard con código muy básico en HTML con expedientes de ingresos y egresos, y se acabó.
“Al comité le pareció maravilloso y entre todos mis proyectos traía la idea de empezar mi empresa. Total, dije, 'esto puede funcionar'”.
Según platica, la primer venta que hizo de su software, en ese entonces llamado “LoftAdmin”, fue a una plaza comercial de Monterrey.
Hizo el pitch a la administadora del lugar, armado con sólo unas diapositivas de lo que sería la app y buenas intenciones, pues el producto aún no existía.
“Me empezó a soltar lana y dije 'ah la madre, ahora que funcione esta cosa'. Ahí empezó la primera versión y fue año y medio de estar en código, código y código. Jalaba y tronaba, jalaba y tronaba. Dicen que si tu primera versión (de software) no te da pena es que te tardaste un chingo, y pues así empezó el negocio”.
Con el tiempo la empresa fue ganando tracción y a seis años de haber sido creada, Kiperfy contabiliza a 40 mil usuarios de todos los tamaños en 13 ciudades de México, haciéndose de clientes importantes. Por ejemplo, más de 100 propiedades de Fibra Uno, de los fondos de inversión inmobiliarios más grandes del país, están utilizando la app.
Según Mauricio, la app ha encontrado buena recepción del mercado gracias a que aporta y mantiene la plusvalía de las propiedades gracias a la inyección de tecnología. Esto, al facilitarle la vida a los inquilinos, pero también al asegurar un buen estado de los inmuebles
“Las propiedades que no se suben al tren de la tecnología pierden valor, ¿por qué?, porque sus procesos son arcaicos y son tediosos. Ya nadie va al banco, mejor baja la aplicación, acá es lo mismo, el flujo de las cosas se vuelve más rápido para la propiedad y para el usuario.
“El real state cada vez se va subiendo más al flujo de la tecnología, las empresas que tratan de verlo como un plus empiezan a crecer el doble de las que no”.
MASIVIDAD Y TRABAJO
Según explica Mauricio, Kiperfy está transitando por una etapa de rápida expansión, al basar su modelo en la masividad, y no en un servicio premium de mayores ganancias por venta.
Con sólo una cuota de cinco dólares por unidad al mes, ya sean condominios o comercios, sin plazos forzosos, Mauricio está buscando atraer a tantos clientes como sea posible.
La empresa está apostando a este modelo en la medida en que la vivienda vertical, la redensificación de las ciudades y la renta de propiedades toman fuerza como los patrones de consumo inmobiliarios más dinámicos entre las generaciones más jóvenes, siempre apegándose a los valores de la era tecnológica: velocidad, flexibilidad y sencillez.
“Somos como Netflix, cobramos por unidad, lo pagas, lo usas, no lo pagas se vence sola la licencia. Nosotros tenemos un modelo de volumen que significa muchos años de estar tragando pérdidas, si lo quieres ver así, como Amazon que se tardó nueve años en crecer.
“Cobro muy poquito a mucha gente por la comodidad. He tenido clientes que me preguntan por qué cobramos tan poquito si es una propiedad de millones de dólares. A mí no me importa, cobro sobre mi modelo, no sobre el cliente. Así podemos tener torres de high class que cobran 30 mil pesos de mantenimiento y casas de 800 pesos el pago. Para nuestros clientes es beneficio, beneficio, beneficio, y llegará el momento en que se irá emparejando el beneficio para la empresa”, dice.
Mauricio adelanta que Kiperfy se prepara para salir al mercado de venture capital en busca de financiamiento para su expansión global. Según él, en el corto y mediano plazos iniciarán operaciones en países como Costa Rica, Colombia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile, España o Inglaterra.
“Estamos buscando abrirnos al mercado internacional y es lo padre del software, no debe de estar en un sólo lugar (...) pero también la tecnología es evangelizar, enseñar un producto nuevo, un proceso nuevo. El emprendimiento no es para todos y no está mal buscar un salario. Hay que ser muy perseverante, (...) trabajo sábados y domingos, a todas horas y de vacaciones, porque el negocio lo necesita.
“A fin de cuentas, le tienes que dedicar el todo. Ahorita, después de cinco años más o menos se ve la luz al final del túnel, pero después de cinco años de estarle chingando, esa es la parte que mucha gente se va con la idea de que el emprendedor es un rockstar. No, compadre, es una chinga de las buenas”.
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