Estamos de lleno en una nueva era. El capitalismo tradicional, el profit, ya no nos alcanza, no resuelve los problemas que aquejan al mundo y tampoco nos da un sentido de vida.
La nueva era industrial a la que aún muchos se resisten, dice convencido Francisco Palao, está caracterizada por corporaciones que entienden sus responsabilidades dentro de las sociedades y se convierten en activos, no en cargas.
Y este emprendedor y conferencista de talla mundial dice ayudar a las empresas a dar ese paso.
“Es importante transformar el mundo para un futuro mejor. Hay muchos retos a nivel de planeta, ambiente, social, de guerras, de pobreza. Como especie, no solamente causante de muchos de estos problemas, sino como una con la capacidad tecnológica y de inteligencia para poder resolver estos retos, tenemos la obligación moral de mejorar todo nuestro entorno”, dice Francisco, y en esa responsabilidad añade a las empresas.
Francisco es cofundador de OpenExo, organización que se define como un ecosistema enfocado en ayudar a las empresas a transformarse hacia la “industria de la disrupción”.
Junto con su socio, el emprendedor serial Salim Ismail, Francisco ha ayudado a empresas como HP, Inditex, Santander, Visa o Black & Decker a acoplarse a los cambios tecnológicos que están disrumpiendo sus respectivas industrias, pero también a la inestabilidad social y política que marca nuestros tiempos.
Según explica Francisco, el atributo más importante de las organizaciones modernas y de alto valor financiero y social es la construcción de un propósito más allá de generar ganancias: Encontrar su razón de ser en este planeta y qué acciones toma para cumplirla.
Hasta ahora –explica–, las empresas tradicionales han estado muy centradas en la generación de ganancias. Pero las personas no sólo quieren ganar dinero, también quieren vivir una vida con propósito y a las empresas les pasa lo mismo.
Para Francisco, un buen ejemplo de esto es lo que sucede en Tesla y con Elon Musk. Personaje polémico, él ha centrado su propósito en cambiar al mundo y librarlo de los autos de combustión interna.
“Para eso hay veces que hay que olvidarse de los resultados económicos a corto plazo.Un propósito es mucho más transformador y eventualmente va a generar mucho más negocio y es importante que los accionistas lo entiendan”.
“Las empresas ya no sólo se fijan en el dinero, sino en por qué existen en este mundo, cuál va a ser la huella que dejan, cuál va a ser el legado, cómo van a hacer de este mundo un mundo mejor. Porque resolviendo los grandes problemas de la humanidad podemos encontrar la mayoría de oportunidades de negocio.
“Las empresas empiezan a ser juzgadas mucho tanto por sus clientes como por sus trabajadores con base en su propósito y si no vemos que son buenas empresas no queremos ni trabajar para ellas ni queremos comprar su producto o servicio. Sólo las buenas empresas sobrevivirán a esta nueva era”.
PROSPERIDAD Y CAMBIO
Considerado por el MIT como uno de los emprendedores menores de 35 años de mayor impacto, desde 2001 Francisco crea empresas basadas en tecnología, desde un sitio de citas, un asistente de viajes para turistas o una consultoría digital para la optimización de procesos en emprendimientos, entre otras.
Francisco se ha dedicado a la consultoría de empresas para la adquisición de conocimientos y procesos que las preparen mejor para los rápidos cambios que acompañan a la tecnología, y en ese tiempo se convirtió en autor del libro Transformación Exponencial.
Los tiempos actuales están marcados por el concepto de la abundancia. Gracias a los avances tecnológicos, dice, las empresas tienen acceso a una cantidad nunca vista de información, de clientes y de recursos.
Por ejemplo, AirBnb y Uber explican en buena parte su gran éxito e impacto en el mundo por la capacidad que mostraron para conectar al abundante mercado de personas que quieren hospedarse en un hotel o hacer un viaje en taxi con personas dispuestas a ofrecerles estos servicios.
“Sin tener un sólo taxi propio o un cuarto de hotel se han convertido en las empresas más grandes de viajes y de turismo en el mundo”.
A las empresas que logran este objetivo él las llama “organizaciones exponenciales”, porque pueden ir creciendo con esta administración de la abundancia como la base, en buena parte ayudadas por la tecnología.
“Las organizaciones exponenciales lo que hacen es conectarse con la abundancia que se está generando gracias a las tecnologías y gestionarla de una manera que pueden escalar exponencialmente ellos mismos, al mismo tiempo que lo hace la tecnología”.
Según el pitch de ventas de OpenExo, su metodología implica un coacheo de 10 semanas a directivos de empresas en el que éstas logran avanzar sus procesos dos años hacia el futuro, al idear y trazar un plan de ruta que considere disrupciones en su mercado y posibles cambios organizacionales para sortearlas.
Tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, la realidad aumentada, la impresión 3D, drones y nuevas energías, aceleran como nunca antes la transformación de los hábitos y modelos de producción.
El secreto para sortear este camino –dice– va más allá de la sola adopción tecnológica, pasa por una reingeniería entera de cómo están construidas las empresas y cuáles son sus objetivos.
Los cambios tecnológicos suceden tan rápido que es difícil que las organizaciones puedan mantenerles el paso. Los cambios se deben dar en la mentalidad de los directivos hacia una empresa más abierta y flexible, donde la innovación sea bienvenida e instrumentada rápidamente.
“La tecnología es el medio no el fin. Si sólo nos centramos en implementar tecnología puede que al final no evolucionemos el modelo. Por eso muchas veces la transformación digital no es suficiente”.
Un ejemplo de esto, explica, es la industria de los seguros. Aunque en los últimos años ha digitalizado sus modelos al proveer primas a través de Internet con un papeleo mínimo, con el avance de la tecnología de carros autónomos la industria de los seguros automotrices pasará a la historia una vez que los accidentes se reduzcan a niveles mínimos gracias a la inteligencia artificial.
“Cualquier compañía se puede digitalizar y ser más eficiente, pero en cambio, si lo que hacen es pensar cuál es su propósito en el mundo puede que encuentren nichos que les permitan crecer más de lo que incluso están creciendo ahora mismo”.
Sin embargo, estos cambios al interior de grandes empresas, que llevan décadas trabajando de la misma manera, no va a llegar sin resistencias tanto de trabajadores o inversionistas como de procesos ya establecidos.
A esta resistencia Francisco le llama “sistema inmunitario”, el cual debe ser incorporado al cambio de manera gradual, pero también de manera rápida.
“Los modelos de negocio antiguos ya no funcionan en esta época de abundancia, hay que evolucionar. Lo que ocurre en una gran organización, pero también en una pequeña ya establecida, es que cuando intentamos innovar el sistema inmunitario ataca, y es normal porque lo único que está intentando es proteger algo que funciona. Pero funciona hoy y puede que no funcione mañana, con lo cual el reto en las organizaciones establecidas es gestionar esa resistencia para poder evolucionar en la dirección correcta”.
“La mentalidad es la base, es lo que va a hacer que las siguientes generaciones de organizaciones evolucionen y sobrevivan. La selección natural no va a ser ni una cuestión de recursos ni una cuestión de inteligencia. Hay que ser abierto mentalmente para adoptar los cambios y esto es complejo.
“Decimos que innovamos cuando mejoramos algo que existe. Decimos que disrumpimos cuando creamos algo nuevo que hace que lo anterior quede obsoleto. Una organización establecida lo que tiene que hacer es seguir innovando en su modelo de negocio actual sin arriesgarse a transformarse en uno nuevo porque podríamos perder lo que ya funciona. Y al mismo tiempo tiene que disrumpir y crear otros modelos de negocio que puedan eventualmente ser los dominantes de la industria o incluso ir a otras industrias”.
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