Las personas de escasos recursos no son las mayores beneficiarias de los programas sociales de la Cuarta Transformación, pues entre 2016 y 2020, una menor cantidad de familias de este sector reciben recursos de los distintos programas sociales del gobierno.
En los últimos cuatro años, los programas sociales que se entregan a los hogares más pobres pasaron de 61 por ciento a 35 por ciento del total de las familias, mientras que los apoyos sociales del gobierno llegaron a 19 por ciento de los hogares más ricos, mientras que en 2016, la proporción era de siete por ciento, lo que implica un crecimiento de más del doble, según datos de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
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El presidente Andrés Manuel refirió durante su segundo informe de gobierno, en 2020, que bajo su gobierno todos los apoyos y créditos se entregan de manera directa para reactivar la economía.
"Es motivo de orgullo poder decir que en siete de cada 10 familias está llegando cuando menos un beneficio o algo del presupuesto público, que es dinero de todos", comentó.
Máximo Jaramillo, director general del Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig), contrastó que la ENIGH apunta que no es el momento histórico en el que se han entregado más recursos a los hogares mexicanos, como tampoco es distinto el presupuesto asignado como proporción del PIB, pues se ha incrementado un punto porcentual.
Explicó que el aumento de apoyos gubernamentales a los hogares con mayores ingresos se debe a políticas sociales emprendidas en la administración, por las que desapareció el programa Prospera y se impulsaron las Becas Benito Juárez para alumnos de nivel básico y medio superior, así como la pensión universal para adultos mayores.
Abundó que con la desaparición del Programa Prospera, que reunía el mayor presupuesto para programas sociales, y la creación de las becas Benito Juárez, redujo el monto destinado a cada hogar por un menor presupuesto e incrementó el número de hogares objetivo, ya que las becas para nivel bachillerato alcanzan a estratos sociales más altos.
Dijo que en el caso de la pensión universal para adultos mayores se incrementó el presupuesto y la población objetivo, ya que se eliminó cualquier restricción y todos los integrantes de un hogar pueden acceder a ella con el requisito de contar con más de 65 años.
Máximo Jaramillo dice que esto ocasionó que la redistribución de los ingresos deje de priorizar a los hogares más pobres.
"Lo que terminó pasando es que agarraron de la bolsa de programa social más importante para la pobreza extrema y lo metieron en la bolsa del programa social universal, que no distingue entre pobres y ricos y al final de cuentas la consecuencia es clara: los programas sociales son más regresivos, dan menos a los más pobres".
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