El año de elecciones en México representa un impulso importante en la economía mexicana y en la confianza en el consumidor hasta un 42 por ciento para realizar compras, reveló la empresa de análisis de consumo NielsenIQ.

La empresa especializada en la investigación del consumo señaló que las elecciones del 2024 serán 11 por ciento más caras que las últimas elecciones, y que a través de los gastos de campaña, aumentos en la inversión pública y una menor inflación tendrá un impacto positivo en aceleradores económicos como el empleo y el ingreso en los hogares, lo que significa un aumento en las compras y uso de créditos para el consumo.

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"Comparamos los ciclos electorales del 2000 a 2018 y vimos que la confianza del consumidor va para arriba, y el ejemplo claro es que se incrementan las compras de bienes duraderos como automóviles, computadoras, ropa, electrodomésticos y hasta muebles, y este fenómeno sólo sucedió en los últimos cuatro ciclos de elecciones", dijo Raquel Jiménez, analista de consumo de NielsenIQ, durante la presentación del estudio Panorama 2024: Año Electoral México.

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Para la empresa, el impacto de las elecciones aporta el equivalente a 0.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con lo que es previsible que ante un mayor gasto por parte del gobierno, el cual históricamente se registra en el primer trimestre del año, hay mayor gasto en consumo de bienes duraderos y semiduraderos.

NielsenIQ precisó que, de acuerdo con las tendencias observadas en las últimas elecciones presidenciales, se espera que el número de plazas de trabajo aumenten 4.2 por ciento; cifra que duplica el 2 por ciento que se registra en años no electorales.

Por otro lado, la firma señala que en los siguientes dos años de la pandemia por Covid-19 ha cambiado la forma de consumo de los mexicanos, en donde se ve un enfoque mayor en la salud, con crecimientos del 7 al 24 por ciento en productos como vitaminas, enjuagues bucales, medidores de glucosa y condones.

En contraste, productos relacionados con bebés como los pañales registraron una baja de 16 por ciento, seguido de fórmulas infantiles con una disminución de 32 por ciento.

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“No es que haya menos bebés en el país, pues hemos hecho estudios con las mamás para entender por qué se venden menos y lo que está pasando es que el uso de estas categorías se está acortando. Por ejemplo, en los pañales pasan más rápido a las etapas más altas como una manera de economizar y que deje de usarlo, lo mismo con las fórmulas infantiles", explicó Jiménez.