El director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, descartó que la mancha de aceite reportada por organizaciones ambientales en el Golfo de México se deba a un derrame de crudo de los pozos de la empresa, y explicó que se debe a emanaciones naturales.
Explicó que el aceite vertido es producto de un fenómeno natural conocido como chapopoteras, provenientes del campo Cantarell, el cual está muy cerca de la zona señalada por los ambientalistas.
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“Las emanaciones naturales de hidrocarburos al medio ambiente, o chapopoteras, se pueden dar en tierra o mar. La mayor chapopotera ubicada está en el campo Cantarell, muy cerca del campo Balam, y se origina en fractura en el suelo marino de un kilómetro y medio desde hace miles o millones de años”, comentó el funcionario en conferencia de prensa.
Agregó que el Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos calcula que las chapopoteras o emanaciones naturales representan 46 por ciento de la aportación de hidrocarburos al ambiente oceánico en todo el mundo, y el Golfo de México está clasificado como una región con alto potencial de este tipo de emisiones.
Romero Oropeza agregó que este fenómeno ocurre durante casi todo el año, en donde unos días las emanaciones son abundantes y otros no tanto.
Respecto al derrame ocurrido en la Sonda de Campeche, dijo que éste se detectó el 3 de julio, un día después de encontró el lugar preciso y el 5 de julio se dio aviso a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y a la Secretaría de Marina.
Entre el 10 y el 18 de julio se concluyó la reparación provisional de la fuga, un día después se realizó un paro programado en el ducto al detectar que la reparación no era cien por ciento hermética y fue tres días después que se concluyó la reparación definitiva.
Romero Oropeza insistió en minimizar el incidente al negar que se trataba de chapopote, sino que eran láminas muy delgadas de crudo ligero, las cuelas corresponden al fenómeno de las chapopoteras.
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Dijo que si el derrame fuera de 467 kilómetros con un grosor uniforme de un milímetro, como se reportó en días previos, hubiera implicado el derrame de tres millones de barriles.
“La realidad es que el área erosionada del ducto, de siete centímetros de largo por un milímetro de grueso, considerando que operara a plenitud, se hablaría de un volumen de mil 368 barriles en los 18 días. Es una desproporción absoluta la que se está señalando”, indicó.