Los temores por una recesión en Estados Unidos se redujeron tras el crecimiento reportado en 2022. Sin embargo, analistas comentaron que la desaceleración económica se mantendrá latente, afectando principalmente las remesas mexicanas y por ende el consumo interno del país.
De acuerdo con la primera estimación de la Oficina de Análisis Económico (BEA, por su sigla en inglés), la economía estadounidense creció el 2.1 por ciento en 2022, derivado de que en el cuarto trimestre del año pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) presentó un avance de 0.7 por ciento, respecto del trimestre anterior y se ubicó en 2.9 por ciento.
Al respecto, Janneth Quiroz, subdirectora de Análisis Económico de Grupo Financiero Monex, comentó que si bien el consumo y el gasto federal impulsaron el crecimiento económico estadounidense en la última parte del 2022, si se compara con el tercer trimestre del año se observa una desaceleración, ya que el crecimiento fue de 3.2 por ciento.
“México recibiría el impacto debido a que Estados Unidos es su principal socio comercial. Esto quiere decir que si el país vecino reporta un menor crecimiento, dejará de comprar a México, afectando sus exportaciones”, dijo la economista.
Carlos Ramírez, consultor económico de Integralia, explicó que en los próximos meses las remesas mexicanas podrían reflejar esta desaceleración económica de Estados Unidos, lo que a su vez, tendrá un efecto en el consumo interno.
“El gasto del consumidor mexicano disminuirá y eso impactará en el desempeño económico”, dijo Quiroz.
De acuerdo con Banco de México (Banxico) los ingresos por remesas en el periodo enero–noviembre de 2022 ascendió a 53 mil 139 millones de dólares, sumando trece meses consecutivos al alza.
Carlos Ramírez también coincidió en que las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se verían afectadas, ya que el consumo en ese país disminuirá y ello también afectará los ingresos de las empresas mexicanas que venden al país vecino.
La inversión estadounidense en México también caería debido a que las empresas limitarían su gasto como precaución ante la desaceleración económica. El especialista comentó que el nearshoring podría ablandar la caída pero no sería suficiente como para detener la disminución.
Pese a este panorama, Fuentes prevé que la economía mexicana crezca 1.5 ciento en este 2023, cifra por debajo de la estimación de 3 por ciento de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), pero superior a la del Banco Mundial, quien avizora un crecimiento del 0.8 por ciento anual.
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La desaceleración esperada de la economía estadounidense en los próximos meses es una consecuencia intencionada de la agresiva serie de aumentos de tasas de la Reserva Federal, los cuales están destinados a reducir el crecimiento, enfriar el gasto y aplastar la peor inflación en cuatro décadas. El año pasado, la Fed elevó su tasa de referencia siete veces. Está previsto que lo haga de nuevo la próxima semana, aunque esta vez en una cantidad menor.
La resiliencia del mercado laboral estadounidense ha sido una gran sorpresa. El año pasado, los empleadores agregaron 4.5 millones de puestos de trabajo, solo superados por los 6.7 millones que se agregaron en 2021 en los registros gubernamentales que se remontan a 1940. Y la tasa de desempleo del mes pasado, 3.5 por ciento coincidió con un mínimo de 53 años.
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