Con una tradición que data de 1593, a partir de mañana 31 de octubre y hasta el 4 de noviembre, en Ensenada, Baja California se llevará a cabo el Cuadragésimo Tercer Congreso Mundial de la Viña y del Vino, el encuentro científico más importante del globo.
Expertos de 48 países dialogarán para generar propuestas que impulsen el desarrollo de esta industria bajo 3 líneas de acción: cambio climático, sostenibilidad y mercado post-Covid-19.
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En reconocimiento al desarrollo de la vitivinicultura a nivel nacional, el año pasado, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) designó a México sede de este Congreso y a Baja California como entidad anfitriona de la Asamblea Nacional de este organismo.
Entre los objetivos del encuentro están el incentivar el intercambio de ideas técnicas y científicas, la generación de negocios y visitas a las regiones vitivinícolas, para mostrar las prácticas que realizan las bodegas en materia de micro climas, agrícolas, enológicas y enoturismo.
Informa además la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que un componente clave del Congreso es el replanteamiento del futuro de la vitivinicultura del país y del mundo ante los efectos del cambio climático, con el fin de garantizar calidad y volumen con un manejo sustentable de los recursos naturales, mediante la adaptación de la agricultura y el combate de plagas y enfermedades.
En un mercado muy competitivo como es el vitivinícola, el vino mexicano hoy por hoy se defiende por su calidad y el trabajo que realizan miles de productores que incursionan en un sector con una tradición de más de 4 siglos años. Pero no ha sido fácil.
Por otra parte, el Consejo Mexicano Vitivinícola resaltó que las 15 regiones vitivinícolas de México trabajan unidas para hacer más grande el sector y generar bienestar y desarrollo.
Participarán en este evento 800 científicos, académicos, agrónomos, ampeólogos, es decir, quienes están a cargo de las bodegas, enólogos, viticultores, laboratoristas, sommeliers y expertos de todos los países productores de vino.
Entre otros, los investigadores en Ciencias Ambientales, de la Universidad de Oregon, Gregory V. Jones; de la Agencia Europea de Medio Ambiente, de España, Ana Luisa Iglesias y del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, María Teresa Cavazos.
El director de la OIV, Pau Roca, dictará una conferencia magistral. Hablará sobre las primeras estimaciones de este año sobre producción mundial de vino. Esto es, se mostrará el comportamiento del sector después de la pandemia y el impacto en los grandes países productores y en los emergentes.
Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) presentarán “la huella digital del vino mexicano”. Se trata de un estudio científico, con el que a base de resonancia magnética nuclear, determinaron las características genéticas de distintos vinos, para proteger su origen.
Se explicó que, como sí se tratara de ADN, esta huella digital, dota a cada vino de un sello de autenticidad que habla de su origen, región y hasta bodega productora.
La Sader señaló que el proyecto a largo plazo consiste en generar el gran mapa del vino mexicano, a partir de conformar una base de datos que cuente con la información de todas las uvas y tierra mexicana a fin de asegurar la calidad y origen de los vinos. Se busca que este proyecto se replique a nivel mundial.
De acuerdo al Consejo Mexicano Vitivinícola, esta industria en México vive su mejor momento. Representa la segunda fuente de empleo en el sector agrícola con 500 mil puestos de trabajo. Cada año se destinan 35 mil 822 hectáreas a la siembra de vino bajo 5 vocaciones: mesa, vino, jugo, brandy y uva pasa. De éstas, se producen 64 millones de litros de vino en 14 entidades a través del trabajo de 400 bodegas.
México cuenta con una gran tradición en elaboración de vino que data de 1593, cuando se estableció la primera bodega para su producción comercial en Parras,Coahuila.
Por su calidad, el vino mexicano recibió en los últimos años, 1,500 medallas en concursos internacionales.
Actualmente el país tiene 6 rutas enológicas reconocidas a nivel internacional de las cuales Ensenada, Baja California, se considera el segundo mejor lugar del mundo para tomar vino.
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