/ sábado 5 de noviembre de 2016

Fiebre verde. Aguacate en México, un negocio tóxico

JUJÚCATO, Mich. (AFP).- Liliana Carmona extraña los cerros depinos que la vieron crecer en una pequeña comunidad del oeste deMéxico y que ahora están devastados por la “fiebre verde”,una creciente demanda de aguacates en mercados extranjeros desdehace más de 10 años.

Esta mujer robusta de 36 años es madre de dos hijos y vive deuna tienda de comestibles en Jujúcato, un pueblo de menos de 300habitantes aledaño a Uruapan, considerada la capital mundial delaguacate, en el Estado de Michoacán.

A mil 900 metros sobre el nivel del mar, Jujúcato está rodeadade hileras de montañas que, incluso a gran distancia, se vencarcomidas por los arbustos del fruto verde.

Ante la falta de pinos, cada año Liliana siente “máscalor”, pero lo que más le preocupa a ella, al maestro de laescuela local y a los investigadores son las posibles consecuenciaspara la salud de los agroquímicos utilizados para produciraguacate en los bosques altos.

“La estornudadera no para cuando fumigan”, cuenta.

El panorama es alarmante. Unas 137 mil hectáreas de Michoacánestán destinadas al aguacate, de acuerdo con cifras del Gobiernoestatal. La mitad en áreas de bosques vendidas con artilugioslegales, sostiene Jaime Navia, titular de la ONG GrupoInterdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA).

La tasa anual de deforestación es de 2.5 por ciento, de acuerdocon GIRA.

El cultivo del aguacate tuvo su primer “boom” en la décadade 1970, pero comenzó a expandirse sin control en los bosques apartir de 2000, según Navia.

Las cifras de la Secretaría de Economía indican que desde 2003la demanda de ese fruto en Estados Unidos (EU) y otros países hacrecido de forma constante.

De las variaciones de esta especie arbórea originaria delcentro de México, la favorita es la Hass, creada por un agricultoren California, EU, en la década de 1920 pero que se cultiva conmucha más facilidad en este país latinoamericano.

En 2003 el valor de las exportaciones a ese país de este “oroverde”, repleto de vitaminas, proteínas y ácidos grasos, fue de58.8 millones de dólares, pero para 2015 esa cifra alcanzó losmil 528 millones de dólares. En tanto que las ventas a Japónpasaron de 40 millones de dólares a 106 millones de dólares.

Hace unas semanas, parte de los agricultores detuvo por un parde días el embalaje del aguacate en protesta por los precios quefijaron los empacadores en esta temporada y que oscila entre 1.8 y2.6 dólares el kilo de aguacate, lo que tuvo un alto impacto en laoferta en EU.

Por aire y por agua

Parado en la explanada de la escuela Primero de Mayo deJujúcato, que tiene de fondo los cerros arrasados, Salvador Salesdice que en los 15 años que lleva dando clases allí la expansiónsin control de esos cultivos trajo también un aumento deenfermedades respiratorias y estomacales en sus alumnos.

“Consideramos que son a causa de los productos (agroquímicos)que se han estado aplicando” a las huertas y que se esparcen porel aire, dice Sales, también preocupado por el riesgo de que sederramen los gigantescos contenedores de agua que los aguacaterosque invaden los bosques han construido en lo alto de loscerros.

Hay plantaciones de aguacate hasta a dos mil 600 metros sobre elnivel del mar “aunque no sean tan productivas”, advierte Naviaen Tzararacua, una unidad de organización comunal donde se cultivaaguacate pero protegiendo el entorno. Una hectárea de aguacategenera cinco mil 377 dólares por año.

Otro riesgo de que los aguacates se siembren a esas alturas esque los agroquímicos se escurran hasta los arroyos, ríos olagos.

El investigador Alberto Gómez Tagle, autor del libro “Espejode los Dioses: Estudios sobre ambiente y desarrollo en la cuenca deZirahuén” (2010), dice que ese lago y sus comunidades aledañaspueden estar sufriendo ya las consecuencias.

Una de las poblaciones que rodean el lago pidió ayuda ainvestigadores cuando sus habitantes comenzaron a sufrir“problemas de hígado, problemas renales cuando no los habíahabido (...) en el momento en el que se ampliaron las huertas y quese empezaron a utilizar todo tipo de pesticidas”, dice GómezTagle.

Detener la expansión

“Estamos en estudio de eso. Sospechamos que es por lafiltración no solo en los mantos freáticos, sino en los ríos yarroyos, manantiales y cercanos al lago y que derivan de las zonasmontañosas donde están estos cultivos”, adelanta.

Algunos agricultores y autoridades se están organizado paradetener la expansión de cultivos y recuperar tierras invadidas delos bosques de Michoacán.

Desde agosto pasado se han hecho operativos con cuerpos deseguridad en los que ya han recuperado un centenar de hectáreas ydetenido a un centenar de personas, la mayoría jornaleros quefueron liberados. También se abrieron investigaciones contra losdueños de esas huertas, dijo a la AFP el secretario de MedioAmbiente de Michoacán, Ricardo Luna.

Además, se está creando una etiqueta para que el consumidoridentifique las huertas de aguacates amigables con el bosque.

Esta región, que tiene costas en el Pacífico, se hizotristemente célebre en años pasados por el embate sanguinario delnarcotráfico, que también fue seducido por el rentable fruto.

Una fuente del Gobierno estatal dijo a la AFP que integrantes dela delincuencia organizada son algunos de los aguacateros queinvadieron los bosques, pero que el Gobierno ya ha recuperadoalgunas de esas hectáreas.

JUJÚCATO, Mich. (AFP).- Liliana Carmona extraña los cerros depinos que la vieron crecer en una pequeña comunidad del oeste deMéxico y que ahora están devastados por la “fiebre verde”,una creciente demanda de aguacates en mercados extranjeros desdehace más de 10 años.

Esta mujer robusta de 36 años es madre de dos hijos y vive deuna tienda de comestibles en Jujúcato, un pueblo de menos de 300habitantes aledaño a Uruapan, considerada la capital mundial delaguacate, en el Estado de Michoacán.

A mil 900 metros sobre el nivel del mar, Jujúcato está rodeadade hileras de montañas que, incluso a gran distancia, se vencarcomidas por los arbustos del fruto verde.

Ante la falta de pinos, cada año Liliana siente “máscalor”, pero lo que más le preocupa a ella, al maestro de laescuela local y a los investigadores son las posibles consecuenciaspara la salud de los agroquímicos utilizados para produciraguacate en los bosques altos.

“La estornudadera no para cuando fumigan”, cuenta.

El panorama es alarmante. Unas 137 mil hectáreas de Michoacánestán destinadas al aguacate, de acuerdo con cifras del Gobiernoestatal. La mitad en áreas de bosques vendidas con artilugioslegales, sostiene Jaime Navia, titular de la ONG GrupoInterdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA).

La tasa anual de deforestación es de 2.5 por ciento, de acuerdocon GIRA.

El cultivo del aguacate tuvo su primer “boom” en la décadade 1970, pero comenzó a expandirse sin control en los bosques apartir de 2000, según Navia.

Las cifras de la Secretaría de Economía indican que desde 2003la demanda de ese fruto en Estados Unidos (EU) y otros países hacrecido de forma constante.

De las variaciones de esta especie arbórea originaria delcentro de México, la favorita es la Hass, creada por un agricultoren California, EU, en la década de 1920 pero que se cultiva conmucha más facilidad en este país latinoamericano.

En 2003 el valor de las exportaciones a ese país de este “oroverde”, repleto de vitaminas, proteínas y ácidos grasos, fue de58.8 millones de dólares, pero para 2015 esa cifra alcanzó losmil 528 millones de dólares. En tanto que las ventas a Japónpasaron de 40 millones de dólares a 106 millones de dólares.

Hace unas semanas, parte de los agricultores detuvo por un parde días el embalaje del aguacate en protesta por los precios quefijaron los empacadores en esta temporada y que oscila entre 1.8 y2.6 dólares el kilo de aguacate, lo que tuvo un alto impacto en laoferta en EU.

Por aire y por agua

Parado en la explanada de la escuela Primero de Mayo deJujúcato, que tiene de fondo los cerros arrasados, Salvador Salesdice que en los 15 años que lleva dando clases allí la expansiónsin control de esos cultivos trajo también un aumento deenfermedades respiratorias y estomacales en sus alumnos.

“Consideramos que son a causa de los productos (agroquímicos)que se han estado aplicando” a las huertas y que se esparcen porel aire, dice Sales, también preocupado por el riesgo de que sederramen los gigantescos contenedores de agua que los aguacaterosque invaden los bosques han construido en lo alto de loscerros.

Hay plantaciones de aguacate hasta a dos mil 600 metros sobre elnivel del mar “aunque no sean tan productivas”, advierte Naviaen Tzararacua, una unidad de organización comunal donde se cultivaaguacate pero protegiendo el entorno. Una hectárea de aguacategenera cinco mil 377 dólares por año.

Otro riesgo de que los aguacates se siembren a esas alturas esque los agroquímicos se escurran hasta los arroyos, ríos olagos.

El investigador Alberto Gómez Tagle, autor del libro “Espejode los Dioses: Estudios sobre ambiente y desarrollo en la cuenca deZirahuén” (2010), dice que ese lago y sus comunidades aledañaspueden estar sufriendo ya las consecuencias.

Una de las poblaciones que rodean el lago pidió ayuda ainvestigadores cuando sus habitantes comenzaron a sufrir“problemas de hígado, problemas renales cuando no los habíahabido (...) en el momento en el que se ampliaron las huertas y quese empezaron a utilizar todo tipo de pesticidas”, dice GómezTagle.

Detener la expansión

“Estamos en estudio de eso. Sospechamos que es por lafiltración no solo en los mantos freáticos, sino en los ríos yarroyos, manantiales y cercanos al lago y que derivan de las zonasmontañosas donde están estos cultivos”, adelanta.

Algunos agricultores y autoridades se están organizado paradetener la expansión de cultivos y recuperar tierras invadidas delos bosques de Michoacán.

Desde agosto pasado se han hecho operativos con cuerpos deseguridad en los que ya han recuperado un centenar de hectáreas ydetenido a un centenar de personas, la mayoría jornaleros quefueron liberados. También se abrieron investigaciones contra losdueños de esas huertas, dijo a la AFP el secretario de MedioAmbiente de Michoacán, Ricardo Luna.

Además, se está creando una etiqueta para que el consumidoridentifique las huertas de aguacates amigables con el bosque.

Esta región, que tiene costas en el Pacífico, se hizotristemente célebre en años pasados por el embate sanguinario delnarcotráfico, que también fue seducido por el rentable fruto.

Una fuente del Gobierno estatal dijo a la AFP que integrantes dela delincuencia organizada son algunos de los aguacateros queinvadieron los bosques, pero que el Gobierno ya ha recuperadoalgunas de esas hectáreas.

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