Los fiscales generales republicanos de 16 estados de Estados Unidos pidieron a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) que auditara a la cadena de suministro de la empresa china de moda rápida Shein por el uso de mano de obra forzada antes de su posible salida a bolsa.
En medio de las crecientes fricciones entre Washington y Pekín, la carta, enviada a la SEC la semana pasada, aumentó la presión sobre Shein, en un momento en que los más críticos contra China en el Congreso tienen en el punto de mira a las empresas chinas que no se alinean con los objetivos de la política exterior estadounidense.
Shein, que vende vestidos por 7 dólares y artículos para el hogar por 5 dólares en más de 150 países, ha trasladado su sede a Singapur, pero fabrica la mayoría de sus productos en China.
La carta instó a la SEC a garantizar que Shein y otras empresas extranjeras que cotizan en bolsas estadounidenses verifiquen mediante auditorías independientes que cumplen las leyes que prohíben las importaciones realizadas con cualquier tipo de trabajo forzado.
"Tenemos tolerancia cero con el trabajo forzado y no contratamos fabricantes en la región de Xinjiang. Seguiremos colaborando con las autoridades federales y estatales estadounidenses para responder a sus preguntas", declaró un portavoz de Shein.
Shein declinó hacer comentarios sobre sus planes de salida a bolsa.
Reuters informó en julio de que Shein estaba trabajando con al menos tres bancos de inversión en una posible oferta pública inicial en Estados Unidos y había mantenido conversaciones con la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq, citando a personas conocedoras del asunto.
Shein ha logrado expandirse con rapidez en Estados Unidos pese a las dudas que suscitaban sus prácticas laborales y su sostenibilidad. Para acelerar las entregas y satisfacer la creciente demanda estadounidense, Shein abrió en 2022 un almacén en Indiana.
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