Los jugadores de videojuegos desarrollan habilidades que pueden resultar útiles en su vida laboral e incluso hacerlos más productivos, concluyó un estudio reciente de Manpower Group.
El reporte Game To Work revela que los usuarios de videojuegos alcanzan altos niveles de trabajo en equipo, colaboración, pensamiento crítico y toma de decisiones, cualidades óptimas para la competitividad de las empresas.
“Los juegos cultivan no solo las habilidades técnicas, también las habilidades blandas que son cada vez más valiosas a medida que la automatización y las máquinas realizan tareas rutinarias. Los jugadores aportan un mejor pensamiento crítico, creatividad, inteligencia emocional y resolución de problemas complejos”, se cita en el documento.
Guillermo Gabilondo, director de Experis de Manpower Group en América latina, refirió que en los videojuegos los gamers se enfrentan a situaciones de retos y niveles que, al superarlos, adquieren ventajas competitivas que tienen que ver con la resolución de problemas, por ejemplo.
“Hoy en día los sistemas de educación se vuelcan a desarrollar habilidades. Pasamos de la era del capital intelectual a la era de la capacidad de resolución de problemas. Ahora es más importante aprender rápido y tener habilidades de resolución de conflictos, análisis y síntesis, que conocer una teoría”, comentó el directivo en entrevista con El Sol de México.
De acuerdo con el estudio, los diferentes géneros de videojuegos ayudan a las personas a desarrollar las habilidades sociales más solicitadas. Por ejemplo, aquellos que son para multijugador permiten a las personas cultivar habilidades de colaboración, comunicación y liderazgo, mientras que los de estrategia tienen más probabilidades de enfatizar en el jugador la capacidad de resolver problemas y el pensamiento lateral.
Manpower Group analizó más de 11 mil juegos de 13 géneros, desde acción, aventuras, juegos de rol, música e indie para identificar las principales habilidades sociales desarrolladas en cada categoría y luego trasladó esas habilidades al ámbito laboral.
Entre los hallazgos de la investigación destaca que una persona que juega Call of Duty o Fortnite cultiva las habilidades blandas que requiere un empacador de almacén, como el pensamiento crítico, la conciencia espacial y la resolución de problemas, por ejemplo.
Es tal la relevancia que está tomando la industria de los videojuegos y las habilidades que desarrollan los gamers que en Estados Unidos ya se ofrecen programas académicos para obtener títulos en deportes electrónicos en la Universidad de Kentucky y en la Universidad Estatal de Ohio.
En Noruega, donde más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 24 años son asiduos a los videojuegos, los empleadores ya están aprovechando al talento, como Komplett, empresa de comercio electrónico cuyo grupo de servicio al cliente se ha visto reforzado por la incorporación de empleados que pueden realizar múltiples tareas y trabajar en múltiples canales.
La compañía, señala el estudio de Manpower Group, ha descubierto que algunos jugadores asumen naturalmente los roles de liderazgo en el lugar de trabajo y varios han pasado a la gestión.
“Los gamers desarrollan conocimientos y habilidades que se transfieren fácilmente a la industria del comercio electrónico, por ejemplo, habilidades de TI y habilidades cognitivas como el enfoque, la multitarea y la cooperación”, dijo Daniel Hauan, gerente de Atención al Cliente de Komplett.
Guillermo Gabilondo consideró que aunque en México cada día hay más videojugadores y la industria va ganando terreno, el país aún está atrasado en el aprovechamiento de estas habilidades.
Datos de The Competitive intelligence Unit señalan que en el país hay 72.3 millones de videojugadores, 57.4 por ciento de la población total.
“Estamos rezagados en muchos temas que tienen que ver con modelos disruptivos e innovadores”, consideró el directivo de Manpower Group.
Aunado a ello, el Gobierno federal emprendió recientemente una campaña en contra de los videojuegos, argumentando que los grupos delictivos los usan para reclutar a niños y jóvenes.
En contraste, Gabilondo opinó que no hay que satanizar a estos desarrollos, pero hay que tener cuidado porque su uso excesivo puede convertirse en un problema.