Después de una época de esplendor mundial, el henequén, el legendario “oro verde”, cuya demanda de esta fibra natural, fue motor de la economía de Yucatán, creó emporios y millonarios, casi feneció al decretarse la desaparición de la empresa paraestatal Cordemex y la puntilla fue la aparición del plástico que lo sustituyó.
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Ahora, las 6 mil familias henequeneras activas, que cultivan 15 mil hectáreas en 16 municipios yucatecos, piden al gobierno, que se reactive esta industria, porque la sociedad mexicana y mundial requiere de las fibras naturales y por ende mover a la economía, afirmó Guillermo Cauich, dirigente estatal de la Unión Nacional de Trabajadores (UNTA).
Refirió que entre 3 mil 500 y 6 mil campesinos se dedican al cultivo de este agave milenario y son 11 las empresas privadas las que lo procesan. La producción es de 8 mil toneladas anuales. Los productores de esta fibra reciben $14.50 pesos por kilogramo.
Recuerda el líder nacional de la UNTA, Álvaro López Ríos, que en 1961 la producción alcanzó 139 mil 650 toneladas de fibra y, tres décadas después, ya desaparecida la paraestatal Cordemex y liquidados los casi 40 mil ejidatarios henequeneros del programa de subsidios del gobierno federal, la producción llegó a 27 mil 007 toneladas.
Hoy el campo está totalmente abandonado y las desfibriladoras convertidas en ruinas”, señala Cauich.
Y esta fibra natural originaria de México, concretamente de Yucatán, hoy se cultiva en 15 países. México es el segundo productor con solo el 7% del henequén mundial y Brasil produce 54%.
En este esfuerzo por reactivar esta actividad, en los últimos 8 años, las áreas cultivadas crecieron 28% al pasar de 12 mil hectáreas en 2012 a 20 mil hoy día y la producción rebasó las 27 mil toneladas, con un valor superior a los $241 millones.
Señaló el líder de la UNTA en Yucatán que desde su plantación hasta su cosecha, se requiere esperar 5 años.
Y detalla que del henequén se puede aprovechar el jugo para obtener etanol para biodiesel o también tequila. Con la fibra se elaboran pasta de papel, láminas de henequén, sacos de mecate, cuerdas, hilos, bolsos, tapetes, alfombras, hamacas y, hasta alimento para ganado en su proceso de transformación.
Guillermo Cauich afirma que el reto es generar fuentes de empleo y activar la economía rural, ya que se tiene que mejorar la red carretera, construir caminos rurales y sacacosechas.
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Así como brindar apoyos y créditos accesible a los campesinos para adquirir herramientas de trabajo y camiones de carga para el transporte de las hojas así como para las plantas desfibriladoras.
Lamentó que el henequén no lo tome en cuenta el gobierno federal en el programa Sembrando Vida, ya que sería un impulso para hacer producir de nuevo las tierras de los ejidos y en las comunidades rurales en la zona henequenera yucateca.
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