La recaudación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicable a los combustibles avanza a buen ritmo, debido a que el gobierno redujo sus intervenciones a través de subsidios para amortizar variaciones abruptas.
Para el cierre de 2019, Hacienda espera recaudar 278 mil 900 millones de pesos. En los primeros siete meses de 2019 ya llevaba 170 mil 436 millones de pesos, un monto casi idéntico al de 2016 -el año previo al gasolinazo-, cuando alcanzó un nivel récord.
Para el año entrante, Hacienda es optimista al anticipa ingresos récord de 342 mil 53.6 millones de pesos a través del IEPS que se cobra en cada litro de gasolina y diésel.
Ese monto superaría por mucho la recaudación histórica de más de 308 mil millones de pesos de 2016.
Sin embargo, alcanzar estas metas de recaudación están sujetas al comportamiento del precio del petróleo y del tipo de cambio del peso frente al dólar, que hasta ahora han sido favorables para México.
Un incremento en las tensiones en Medio Oriente, con la reciente escalada de los conflictos entre Arabia Saudita, que tiene el apoyo por Estados Unidos, e Irán, podría afectar ese escenario.
El mercado petrolero se disparó casi 20 por ciento el lunes de la semana pasada, en respuesta a los ataques de yemeníes hutíes a instalaciones de Saudí Aramco el 14 de septiembre, lo que recortó a la mitad la producción saudita y redujo la oferta global en alrededor de 5 por ciento.
Una prolongada alza en el mercado petrolero encarece para México la importación de combustibles y obligaría al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a elevar el subsidio para contener eventuales gasolinazos.
Es decir, descontar un porcentaje del IEPS de 4.81 pesos que se pagan por cada litro de gasolina Magna; 4.06 pesos por la Premium y 5.28 pesos por cada litro de diésel.
Para Miriam Grunstein, especialista en temas energéticos, cuestionó la efectividad del estímulo a las gasolinas. El mecanismo es una herencia de la gestión de José Antonio Meade como secretario de Hacienda para hacer frente a las protestas por el gasolinazo en enero de 2017.
Grunstein consideró que es “una política errática” como mecanismo para suavizar el precio de los combustibles. “Lo que puedes hacer es una política fiscal sensible al precio, pero predecible”.
En su opinión, la gasolina es un bien de consumo con una carga política “tan grande”, que quitan y ponen el estímulo creando inestabilidad y “efectos de desquiciamiento económico”.
El IEPS no impactaría tanto en las finanzas públicas si se tuviera una política recaudatoria más sensata, agregó. Por ello, propuso que se hagan tarjetas de subsidios pero sólo para la gente que no pueda pagar precios altos de las gasolinas, y los impuestos de los grandes contribuyentes invertirlos en mejorar el transporte público.
Para Ramsés Pech, experto en el sector energético, lo recomendable sería cobrar un impuesto a cada estado con base en el consumo, y que no rebase el cinco por ciento, lo cual serviría para construir más carreteras.