La inflación en Estados Unidos desaceleró en abril, ya que los precios de la gasolina cayeron desde máximos históricos, lo que sugiere que el indicador podría haber tocado su punto máximo, aunque es posible que siga alta por un tiempo y lleve a la Reserva Federal (Fed) a continuar con el endurecimiento de su política monetaria.
El índice de precios al consumidor (IPC) subió un 0.3 por ciento en abril, el menor incremento desde agosto pasado, dijo este miércoles el Departamento de Trabajo. La cifra contrastó fuertemente con el aumento mensual del 1.2 por ciento del IPC en marzo, que fue el mayor avance desde septiembre de 2005.
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Pero la desaceleración del IPC probablemente sea temporal. Los precios de la gasolina, que representaron la mayor parte del retroceso en la tasa de inflación mensual, están aumentando de nuevo y rondaban los 4.161 dólares por galón a principios de semana, tras caer por debajo de los 4 dólares en abril, según la Administración de Información de Energía (EIA).
La guerra de Rusia contra Ucrania es el principal catalizador del aumento de precios de la gasolina. El conflicto también presiona los precios globales de los bienes.
La inflación ya era un problema antes de la invasión de Ucrania el 24 de febrero debido a las afectaciones en las cadenas de suministro globales tras la pandemia de Covid-19, después de que los gobiernos de todo el mundo inyectaron grandes cantidades de dinero de alivio y los bancos centrales redujeron las tasas de interés.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció el martes el impacto que la alta inflación está infligiendo a las familias estadounidenses y dijo que bajar los precios es su prioridad.
La Fed elevó la semana pasada su tasa de interés oficial en medio punto porcentual, el mayor aumento en 22 años, y dijo que empezará a recortar sus tenencias de bonos el próximo mes. La entidad comenzó a subir las tasas en marzo.
En los 12 meses hasta abril, el IPC aumentó un 8.3 por ciento. Si bien esa fue la primera desaceleración en el IPC anual desde agosto pasado, marcó el séptimo mes consecutivo de aumentos superiores al 6 por ciento. El IPC se disparó un 8.5 por ciento en marzo, la mayor alza interanual desde diciembre de 1981.
Economistas encuestados por Reuters proyectaban que los precios al consumidor subirían un 0.2 por ciento en abril y un 8.1 por ciento interanual.
Si bien es probable que la inflación mensual repunte, es posible que las lecturas anuales disminuyan aún más, ya que los grandes aumentos del año pasado quedan fuera del cálculo, pero permanecen por encima del objetivo del 2 por ciento de la Fed, al menos hasta 2023.
Expertos consideran que la política de tolerancia cero contra el Covid-19 de China ejerce más presión sobre las cadenas de suministro globales, lo que eleva los precios de los bienes. También se espera que los precios de servicios, como los viajes aéreos y el alojamiento en hoteles, mantengan elevada la inflación en medio de una fuerte demanda durante el verano boreal y una escasez de trabajadores.
Los fuertes aumentos en alquileres, tarifas aéreas y precios de vehículos nuevos impulsaron la inflación subyacente el mes pasado.
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Excluyendo los componentes volátiles de alimentos y energía, el IPC repuntó un 0.6 por ciento después de subir un 0.3 por ciento en marzo. El llamado IPC subyacente aumentó un 6.2 por ciento en los 12 meses hasta abril. La lectura sigue al salto del 6.5 por ciento en marzo, que fue la mayor ganancia desde agosto de 1982.
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