La guerra entre Rusia y Ucrania le ha dejado a México la mayor inflación de las últimas dos décadas. A casi seis meses de que estalló este conflicto, especialistas consideran que las presiones inflacionarias son la principal afectación para la economía nacional, mismas que amenazan con extenderse por lo menos un par de años más.
En los últimos meses, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer que el precio de algunas frutas, verduras, productos pecuarios y energéticos subió en más de un 30 por ciento anual.
El alza de costos se explica debido a que Rusia es un fuerte proveedor de granos y fertilizantes, al igual que una potencia petrolera a nivel mundial. Por su parte, Ucrania es líder en la producción de maíz y trigo.
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“Esto socialmente es muy sensible porque afecta de manera desproporcionada a los más pobres, pues más del 50 por ciento de la inflación se explica por el alza de alimentos”, menciona Ramsé Gutiérrez, codirector de inversiones en Franklin Templeton México.
Al cierre de julio, la inflación general en México alcanzó un nivel de 8.15 por ciento, la más alta en los últimos 22 años. Con ello también se acumularon dos meses al alza, según registró el Inegi.
“Los sectores económicos más pobres son los más afectados; aún más, es una trampa de pobreza, pues en las siguientes generaciones, los niños, estarían desarrollándose con menores capacidades cognitivas, perpetuando así la pobreza”, resalta el analista de Franklin Templeton.
Para paliar los efectos inflacionarios en el país, a inicios de mayo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), el cual establece precios de garantía para 24 productos de la canasta básica, subsidios a los combustibles, además de facilitar el comercio internacional de granos y fertilizantes.
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), este programa le ha costado 574 mil 624 millones de pesos al Gobierno federal, de los cuales el 75 por ciento se ha destinado para evitar gasolinazos en los últimos meses.
“El Gobierno federal tuvo que subsidiar dichos precios y con ello se evitó que la inflación repuntara cerca de dos puntos porcentuales adicionales; sin los subsidios la inflación rondaría en la actualidad en 10 por ciento”, asegura Víctor Ceja, economista en jefe de VALMEX.
El experto refiere que si bien la alta inflación es uno de los principales resultados del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, hay otras afectaciones que están más relacionadas con el sector externo de la economía.
Por ejemplo, México exporta motores, autopartes, equipo de telecomunicaciones, diversos minerales y cerveza a Rusia y Ucrania, e importa de estos países fertilizantes, aluminio, trigo, aceites comestibles y arcillas refractarias.
¿Y el crecimiento económico?
Para Alejandra Álvarez, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el crecimiento económico del país no está en riesgo ante el conflicto geopolítico por dos principales razones.
La primera de ellas es la dependencia económica del país sobre Rusia y Ucrania. De acuerdo con el Banco de México (Banxico), la relación comercial con estos países es baja, pues menos de uno por ciento de las exportaciones de México se dirigen a estos países y menos de uno por ciento de las importaciones mexicanas provienen de estos.
Otro factor, precisa Álvarez, es que actualmente la economía nacional sufre de un estancamiento en la inversión, principalmente la privada, al tiempo que factores como la gobernanza o conducción de políticas públicas también podrían incidir sobre la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) en 2022.
La única parte positiva de la guerra, considera, es el aumento en los ingresos petroleros del país, que al primer semestre del año crecieron 29.4 por ciento anual y llegaron a 594 mil 193 millones de pesos.
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Según Gabriel Yorio, subsecretario de la SHCP, gracias a esta alza el gobierno ha otorgado los subsidios a las gasolinas y está consciente de que este alivio a las finanzas públicas no será permanente.