La falta de agilidad en permisos por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ahuyenta la inversión para el desarrollo de medicinas en México, dijo el director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), Larry Rubin.
“Aun cuando tenemos infraestructura suficiente y médicos investigadores muy capacitados, los recursos para investigación se van a países como Argentina e, incluso, Honduras. De un pastel de cuatro mil millones de dólares a nivel mundial para inversión clínica, México recibe 200 millones de dólares, por la falta de agilidad de Cofepris”, sostuvo en entrevista con El Sol de México.
El directivo enfatizó la necesidad de eficientar el proceso regulatorio para el desarrollo de fármacos en el país porque, desde su perspectiva, en el actual sistema Cofepris no es tan ágil en permisos y autorizaciones para hacer investigación clínica.
A lo anterior, Rubin añadió que el problema de la salud en México es estructural y se debe a que el país invierte sólo dos por ciento de su producto interno bruto (PIB) en salud, cuando el promedio en América Latina es de seis por ciento y en países de primer mundo lleha a 15 por ciento.
“Ese dos por ciento no es para investigación, sino nada más para mantenimiento y nómina del ecosistema actual de salud. Con que invirtiéramos el seis por ciento del PIB estaríamos del otro lado en materia de calidad para los pacientes mexicanos”, consideró.
De acuerdo con el directivo de la AMIIF, estas deficiencias regulatorias e insuficiente inversión en salud llevan a México a enfrentar un serio problema en el abasto de medicamentos y de baja investigación clínica mexicana para desarrollar nuevas medicinas, lo que a su vez se traduce en problemas de salud en la población.
“En materia de abasto, por ejemplo, a estas alturas del año el gobierno federal ya debería haber pedido a la industria farmacéutica los medicamentos que necesitará el sector salud en 2025, pero es fecha que no se han solicitado, lo que pone en riesgo la salud de los mexicanos al carecer de ellos y así interrumpir muchos tratamientos”, aseguró.
Rubin explicó que las medicinas se ordenan con anticipación de entre seis y 10 meses. Hay pastillas, dijo, que llegan a requerir insumos de varios países, y eso tiene su logística.
“Estamos contra reloj. Se entiende que se aproxima un cambio de gobierno, pero por ninguna razón el paciente puede, ni debe, interrumpir o suspender sus tratamientos por desabasto”, subrayó.
Añadió que una vez que están listos los medicamentos viene la etapa de distribuirlos por todo el país lo cual, dijo, tampoco es sencillo: “No se puede ni con la megafarmacia, que es apenas un modelo en desarrollo”.
Rubin apuntó que esto ha sido una constante en el actual gobierno, que ha sido errático en sus esquemas de abasto, lo que repercute en la salud y también en el bolsillo de los mexicanos.
“Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que los mexicanos son de los que más gastan de su bolsa para financiarse la salud, pese a existir un sistema público que se supone robusto. El promedio de gasto entre los países de ese organismo es de 24 por ciento del ingreso personal para financiar medicamentos y tratamientos, cuando en nuestro país llega a ser hasta del 48 por ciento”, agregó.
En ese sentido, dijo que uno de los grandes retos de la AMIIF es convencer al próximo gobierno de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, sobre la importancia de que el paciente mexicano reciba el mejor tratamiento del mundo, en tiempo y forma, con las medicinas de vanguardia que ya existen para enfermedades que nos agobian: cáncer, Alzheimer, Parkinson, VIH, diabetes, obesidad, entre otras.
Pese a los problemas y rezagos del sistema de salud, Rubin mostró confianza en los tiempos que vienen, en el nuevo gobierno encabezado por una científica que, dijo, entiende estos temas y que ha designado a personas muy capaces al frente de dependencias claves para hacer avanzar el sistema de salud.
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Contó que la AMIIF ya habló con el doctor David Kershenobich, próximo secretario de Salud; la que será la nueva secretaria de Ciencia y Tecnología, Rosaura Ruiz, y con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a quienes calificó de receptivos tras exponerles sus visiones.
“Estamos optimistas, pues ellos entienden la vital importancia de la innovación farmacéutica. Y si se hacen esos pequeños cambios, con tantita voluntad política, México podría ser la Meca de investigación clínica y los pacientes mexicanos los primeros beneficiados de estos avances”, concluyó.