Además de comprar Instagram y WhatsApp, homologar sus servicios, y añadir nuevas funciones de interacción, como filtros o salas de video, Facebook creó su primera tienda virtual en 2016.
“Marketplace” surgió para hacerle frente a competidores como eBay, Amazon o Mercado Libre. La principal característica de este servicio es que cualquier persona puede ofrecer algún bien o servicio de manera gratuita.
“No se cobran comisiones, te muestran las mejores ofertas según tu ubicación y encuentras todo tipo de productos. El único requisito para poder vender es tener una cuenta de Facebook”, refirió Salvador Heredia, analista en comercio electrónico.
Sin embargo, consideró que “el lado oscuro” del Marketplace es que no ofrece filtros de seguridad tan robustos como otros servicios de ventas en línea, como la autenticación de la identidad de los vendedores.
Con el paso del tiempo, la idea del Marketplace se trasladó a WhatsApp e Instagram, y ahora también en estas redes sociales se pueden vender productos, incluso, con catálogo y bots que respondan las solicitudes de información.
Gracias a ello, también se puede colocar publicidad que interactúe entre las tres redes, la cual será filtrada de acuerdo con los algoritmos y mostrada a un público determinado.
Tan sólo en el tercer trimestre de 2020, Facebook reportó ganancias por casi 18 mil millones de dólares en publicidad, lo que representó un aumento de 61 por ciento contra el mismo lapso de 2019.
“Crearon el ecosistema perfecto de las ventas digitales. Si no lo encuentras en Instagram, vas a WhatsApp o Facebook, aunque también puedes acudir a otra página que seguramente te pedirá una cuenta con Zuckerberg para poder entrar. Todo se ha vuelto un círculo virtual”, manifestó Heredia.
Para el especialista, si bien estas conexiones son positivas para los vendedores, puede resultar incómodo para los usuarios, puesto que en casi todas las redes sociales que visite encontrará esa chamarra o juego que buscó en internet por curiosidad.
LA HISTORIA
Ivette Bolaños llegó al mundo digital en 2010. Recién había ingresado a la preparatoria y en su clase de cómputo realizó una tarea para explicar el auge de una red social llamada Facebook.
Como parte de ese proyecto, hizo una dinámica en donde sus compañeros crearon un perfil para agregarse mutuamente y charlar por lo menos una semana. “Era un experimento, queríamos conocer la red a detalle y al mismo tiempo darle un extra a la clase. Muchos de nosotros sólo teníamos Hi5 y MySpace, pero Facebook nos atrapó por su privacidad”, dijo la usuaria.
En ese año, Mark Zuckerberg, creador de Facebook, aseguró que “la edad de la privacidad ha terminado”, debido a que, para entonces, la gente se sentía más cómoda y libre compartiendo sus datos, estados de ánimo o fotografías por doquier y no sólo a través de una página web o blog por internet.
Sus declaraciones se dieron en la víspera de lo que significó el primer golpe de timón para las reglas de la privacidad en Facebook. A finales de 2009, la plataforma informó que ahora los usuarios podrían elegir si compartir o no sus estados con amigos y “todo el mundo”.
Adicionalmente, se incorporaron nuevos algoritmos en Google para que, a través de Facebook, la gente pudiera ver un contenido más personalizado o acorde a búsquedas pasadas hechas en internet.
La idea de Zuckerberg era migrar paulatinamente hacia un mundo digital en donde la información fuera accesible al público en general. Los blogs estaban en su apogeo, Twitter tomaba fuerza en su comunidad y Facebook no quería quedarse atrás con la visibilidad que pudieran tener sus usuarios a nivel global.
“Facebook se ha convertido en una identidad digital: es una llave para muchos sitios o aplicaciones, pero también cada vez nos hace más dependientes de él. Es un Sauron que nos vigila por doquier”, explicó Stephanie Henaro, experta en geopolítica y seguridad.
CUÁNTOS LIKES TIENES
En la última década no solamente evolucionaron los algoritmos virtuales para ofrecer publicidad más agresiva, sino también Facebook compró Instagram y WhatsApp para conformar un ecosistema único de convivencia.
Dicha sinergia entre plataformas provocó nuevos cambios a la privacidad de los usuarios. Ahora se comparte la ubicación de las personas en diferentes aplicaciones o casi cualquier usuario puede contactar a otro por mensaje privado o ver sus fotos compartidas por amigos en común.
Una de las modificaciones más polémicas fue la del reconocimiento facial. Gracias a esta nueva función, Facebook puede detectar los rostros de todos sus internautas y así mostrarles que “hay una foto en la que aparecen”.
“Al otorgar nuestros datos de alguna manera ya somos figuras públicas y dejamos atrás nuestra privacidad. La dependencia a las redes sociales nos tiene en un concepto de que valemos de acuerdo con la cantidad de seguidores o reacciones que tenemos”, agregó Henaro.
EL BIG BROTHER
En 2019, durante el F8, un congreso anual organizado por Facebook para dar a conocer sus nuevos productos o cambios, Mark Zuckerberg afirmó que “el futuro es privado”. Sí, una contradicción a la visión que presentó ante el mundo hace casi 10 años.
Razones sobran para no creer que esto será válido en la plataforma, pues a decir de Rubén Darío Vázquez, académico de la UNAM y experto en contenidos digitales, Facebook ha sido muy laxo en la protección de datos personales.
Entre 2012 y 2016, la red social fue acusada por la filtración de datos de al menos 50 millones de usuarios con fines electorales y publicitarios.
Las filtraciones se dieron a través de un test de personalidad, que podía ser respondido por toda la comunidad, y que posteriormente fueron recopiladas por la firma Cambridge Analytic, compañía de datos utilizada durante la campaña presidencial de Donald Trump.
“Todas las redes sociales han negado que son editores de contenido, dicen que todo es responsabilidad de los usuarios”, detalló Vázquez.
Los analistas coincidieron en que aquella red social que vio la luz como un proyecto universitario para conectar amigos, cada vez más se aproxima a ser un “Big Brother” o el “Sauron cibernético”, ya que los datos de los usuarios son expuestos día a día a través de aplicaciones o empresas que a primera vista parecen inofensivas.
Aunque reconocieron que México está atrasado para regular este tipo de políticas de Facebook, señalaron que la protección de la información primero debe venir por parte de los usuarios, al evitar compartir información sensible o que pueda ser usada con otros fines a los aceptados.
“Tenemos la Ley Olimpia y protección contra el ciberacoso, pero necesitamos leyes más rígidas que garanticen la seguridad y bienestar de las personas, empezando por los algoritmos de publicidad”, puntualizó el académico de la UNAM.
En días pasados, los senadores de Morena adelantaron que buscarán regular las redes sociales en el país, debido a la inconformidad por la “censura” que viven en estos espacios los simpatizantes de la Cuarta Transformación.
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