DETROIT. General Motors accedió a incrementar los sueldos a sus empleados y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores temporales, a cambio de cerrar tres plantas en Estados Unidos, acuerdo que deberá ser ratificado por los 48 mil afiliados a la Unión de Trabajadores Automotrices (UAW, por sus siglas en inglés), el sindicato más influyente del sector en Estados Unidos.
La UAW aseguró que los empleados se mantendrán en huelga mientras votan las propuestas contractuales.
Los votos de los trabajadores en huelga serán emitidos a más tardar el 25 de octubre, señaló el sindicato.
Los puntos más importantes del acuerdo fueron difundidos por el UAW después del Consejo Nacional del sindicato, que representan a las plantas de GM de Estados Unidos, donde revisaron los términos del trato para los próximos cuatro años. La ratificación del contrato dependerá de los 48 mil trabajadores de GM. No estaba claro de forma inmediata si los trabajadores iban a terminar la huelga en ese punto o si seguirán manifestándose mientras se lleva a cabo la votación, un proceso que puede tardar hasta dos semanas.
El retraso en el voto por el Consejo Nacional del sindicato fue consecuencia de una huelga de 850 trabajadores de Aramark, representados por la UAW, y que trabajan en varias plantas de GM, señalaron fuentes familiarizadas con el tema.
Los miembros de la UAW en GM no quisieron levantar la huelga y regresar a trabajar si la disputa laboral con Aramark no se resolvía, pero el sindicato alcanzó un acuerdo el jueves en la tarde, dijeron.
Las acciones de General Motors cerraron un una baja de 1.2 por ciento, en 36.21 dólares el jueves, después de un modesto repunte el miércoles, cuando la UAW anunció que había alcanzado un acuerdo contractual tentativo. “Todavía creemos que si el acuerdo es ratificado, es un resultado bastante sólido para GM”, señaló Joseph Spak, analista de RBC Capital.
La huelga empezó el 16 de septiembre, con un UAW que buscaba mejores salarios para los trabajadores, mayor seguridad laboral, un reparto de utilidades más alto y protección de seguridad social.
Otros problemas incluyen el destino de las plantas que GM ha indicado que puede cerrar, el uso de trabajadores temporales con salarios más bajos y la producción de vehículos de GM en México.
La huelga le costó a GM dos mil millones de dólares, según analistas, lo que afectó a proveedores automotrices y jugó un papel importante en la caída de la actividad manufacturera en Estados Unidos.
La huelga más grande contra las armadoras de Detroit desde 1970 se convirtió en un evento político. Los precandidatos demócratas a la presidencia se unieron a las manifestaciones de UAW, ansiosos de ganar los votos del sindicato en los estados de Medio Este. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presionó a la CEO de GM, Mary Barra, antes de que la huelga iniciara, para preservar los empleos en la planta de Lordstown, Ohio, que había sido anotada para su cierre.