De acuerdo a información del banco central, el saldo de las tarjetas de crédito en febrero pasado disminuyó mil 100 millones de pesos respecto a enero, con lo que ligó tres caídas mensuales consecutivas, y se ubicó en 362 mil 500 millones de pesos.
En promedio, la tasa de las tarjetas de crédito pasó de 35 a 51% anual en los últimos dos años y medio, en línea con los ajuste en tasas que inició el Banxico desde diciembre de 2015, que la llevó de 3.0 a 7.50% en la actualidad.
La medida se tradujo en un incremento en el costo de recurrir a préstamos personales con la banca, de nómina, automotriz y de tarjetas de crédito.
Leticia Armenta, directora del Centro de Estudios Económicos del Tecnológico de Monterrey, explica que los créditos cotizados a tasa variable (como el saldo revolvente de las tarjetas de crédito), son los que en mayor medida han resentido la política monetaria adoptada por el banco central. Mientras que los préstamos conocidos “a meses sin interés”, están cotizado a una tasa cero.
Así, desde diciembre de 2017 a la fecha el saldo del crédito vigente de las tarjetas de crédito va a la baja. De 372 mil 300 millones en noviembre de 2017 a 362 mil 500 millones de pesos, lo que arroja una disminución de nueve mil 800 millones de pesos.
Sin embargo, la expectativa es que el encarecimiento de los créditos continúe en aumento, pues el consenso de los analistas es que la Junta de Gobierno del banco central aplicará un incremento adicional en los próximos meses (en mayo o junio), con lo que podría cerrar el año en 7.75%, presionando aún más el costo del financiamiento.
Ante ello, la especialista del Tecnológico de Monterrey recomienda que, en el caso de utilizar tarjetas de crédito, los tarjetahabientes utilicen los esquemas de meses sin intereses o liquiden el saldo total al siguiente mes de corte para evitar el pago de intereses.