Los líderes de las principales 20 economías del mundo y ejecutivos de grandes farmacéuticas prometieron el viernes hacer más para ayudar a acabar con la pandemia del COVID-19, con un incremento de los suministros de vacunas en las regiones más pobres del planeta, las más afectadas por la enfermdedad.
Si bien las campañas de inoculación avanzan velozmente en muchas naciones ricas, lo que ha contribuido a provocar un drástico descenso de los nuevos casos, muy pocas vacunas han llegado a los países menos desarrollados, donde el virus sigue haciendo estragos.
Hasta la fecha se han administrado unos 1.530 millones de dosis en todo el mundo, pero sólo alrededor del 1% de ellas en África, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Deberíamos bajar la cabeza de vergüenza", dijo el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, uno de los líderes que intervino en una cumbre especial del Grupo de los 20 sobre la pandemia, organizada por Italia y la Comisión Europea.
"Estamos en una guerra global contra una pandemia. Cuando se está en una guerra y todos son aliados, hay que utilizar todas las armas sin esconderse detrás del beneficio a costa de las vidas", añadió.
En un comunicado final, los líderes pidieron transferencias voluntarias de licencias y tecnología para permitir un rápido aumento de la producción de vacunas. Pero no hubo consenso, ante la presión de Estados Unidos y otros países para que se renuncie a las valiosas patentes de las vacunas.
Sin embargo, Pfizer y BioNTech se comprometieron a poner a disposición de los países más pobres 1.000 millones de dosis a un precio reducido este año. Otros 1.000 millones de vacunas se suministrarán en 2022, dijo el jefe de la compañía, Albert Bourla.
Johnson & Johnson prometió 200 millones de dosis a COVAX, un programa de reparto de vacunas codirigido por la OMS, mientras que la UE prometió 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares) para levantar centros de fabricación de vacunas en África.
"Mientras nos preparamos para la próxima pandemia, nuestra prioridad debe ser garantizar que todos juntos superemos la actual. Debemos vacunar al mundo, y hacerlo rápido", dijo el primer ministro italiano, Mario Draghi, en su discurso de apertura.
En tanto, el presidente de China, Xi Jinping, prometió el viernes 3.000 millones de dólares durante los próximos tres años para ayudar a los países en desarrollo a recuperarse de la pandemia y propuso la creación de un foro internacional sobre cooperación en materia de vacunas.
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El mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, no estuvo entre los oradores, y fue reemplazado por su vicepresidenta, Kamala Harris.
El gobierno de Biden apoyó a principios de mayo los pedidos de muchos países en desarrollo para que se renuncie a las patentes de las vacunas para el COVID-19, con la esperanza de que eso impulse la producción y permita una distribución más equitativa de las dosis en todo el mundo.