La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia desean reanudar sus conversaciones para examinar una respuesta de gran alcance al hundimiento del mercado del oro negro debido a la pandemia y a una guerra de precios, pero la reunión programada para el lunes se aplazó al jueves.
Esta cita extraordinaria, que se realizará por videoconferencia, debería permitir discutir una reducción masiva de la producción, hasta 10 millones de barriles por día (mbd), un volumen mencionado por el presidente Vladimir Putin el viernes.
Sin embargo, el marco y el objeto de las negociaciones siguen sin ser detallados y la reunión finalmente se aplazó hasta el jueves, según el gobierno azerbaiyano.
"OPEP nos informó del aplazamiento. No conocemos las razones", declaró el sábado a la AFP la portavoz del ministerio de Energía, Zamina Aliyeva.
Por su parte OPEP no formuló observaciones sobre esta información pero, ese mismo día, una fuente cercana a la organización afirmó antes que la reunión se celebraría "más tarde en la semana".
Un intercambio fogoso entre Arabia Saudita, líder de la OPEP, y Rusia, que no es miembro de la organización, precedió al aplazamiento, ya que ambos países se acusan mutuamente de haber frustrado de manera espectacular sus conversaciones anteriores hace un mes.
Sin embargo, parece que ambos países están dispuestos a cooperar de nuevo. El presidente ruso declaró el viernes que "es necesario aunar esfuerzos para equilibrar el mercado y reducir la producción".
Un acuerdo "permitiría reequilibrar el déficit de la demanda, reducir los precios a niveles más rentables y evitar las paradas de producción", destacó Per Magnus Nysveen, analista de Rystad, que describe una verdadera "partida de póker".
Sombra estadounidense
La cifra de 10 mbd es colosal, ya que representa por sí sola la producción rusa o saudita, respectivamente, de 10,7 mbd y 9,8 mbd en el mes de febrero, según el último informe mensual de la Opep.
Esta cifra apareció por primera vez el jueves en un tuit del presidente estadounidense, que tomó por sorpresa a los mercados. Donald Trump afirmó "desear y esperar" que Riad y Moscú redujeran su producción "en cerca de diez millones de barriles, y quizás mucho más".
Trump prometió defender el sector petrolero estadounidense, primer productor mundial con 13 mbd, pero cuyo petróleo de esquisto tiene un coste de producción que le impide ser rentable en el nivel de precios actual.
Evitar el fracaso
El principal desafío para la organización y sus aliados será evitar el fracaso de la reunión anterior, que no sólo provocó una falta de acuerdo, sino una guerra de precios iniciada por Arabia Saudita.
Los precios del crudo, ya afectados por una demanda estancada a medida que las estrictas políticas de contención de la población en todo el mundo se generalizan en respuesta a la pandemia de Covid-19, cayeron hasta alcanzar el lunes niveles nunca vistos desde 2002.
Los dos precios de referencia, el del barril de Brent europeo y el del WTI estadounidense, cerraron este principio de año el peor trimestre de su historia, con precios divididos por tres.
La perspectiva de un apaciguamiento de la guerra de los precios y de una producción finalmente frenada de manera conjunta, aunque no sea ciertamente capaz de responder al déficit abismal de la demanda de oro negro, permitió, sin embargo, que el jueves y el viernes las cotizaciones se reanudaran.
Pero cuidado con las falsas esperanzas, advierte Chris Beauchamp, analista de IG. "Las posibilidades de llegar a un acuerdo parecen bastante escasas" y el mercado "se prepara para una dolorosa decepción, que podría borrar las ganancias de las últimas 48 horas rápidamente".
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