El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha comprometido a darle nuevos bríos a la endeudada petrolera Pemex con un presupuesto más grande, pero paradójicamente ha propuesto que la gigante estatal pague aún más impuestos el próximo año.
De aprobarse en el Congreso la propuesta del gobierno izquierdista de López Obrador, Pemex aportaría más ingresos al gobierno federal que los recursos que los legisladores le asignarían para su gasto.
"La carga fiscal de Pemex es punitiva, es extremadamente alta y no permite a Pemex reinvertir", dijo John Padilla, un consultor petrolero de IPD Latin America basado en Bogotá.
López Obrador, quien ha prometido rescatar a Pemex de años de declive en su producción, ha propuesto aumentar el gasto de la empresa en 14 por ciento frente al de este año, a 464 mil 602 millones de pesos (23 mil 400 millones de dólares).
Pero la misma propuesta de presupuesto estima que el total de ingresos fiscales de Pemex será de unos 524 mil 300 millones de pesos (26 mil 400 millones de dólares), lo que representa un aumento de alrededor del 11 por ciento.
La Secretaría de Hacienda no respondió a solicitudes de comentarios.
Padilla, quien calificó a Pemex como una "alcancía" para los gobiernos mexicanos de turno, dijo que la empresa tiene una carga fiscal mayor que sus pares estatales, entre ellas la brasileña Petrobras y la colombiana Ecopetrol.
Los 106 mil millones de dólares de deuda de Pemex -el mayor monto de todas las petroleras estatales de América Latina- podrían resultar especialmente difíciles de manejar en los próximos meses si perdiera su calificación de grado de inversión, dijo Padilla.
El proyecto de presupuesto también prevé recaudar cerca de 78 mil millones de pesos adicionales en impuestos a las gasolinas (4 mil millones de dólares), pero no está claro si parte de esos ingresos podrían destinarse a Pemex.
La petrolera, la empresa más grande de México y que recibe fondos para el pago de préstamos, debe saldar casi un tercio de su deuda financiera en los próximos tres años.
Los planes de gasto aún necesitan completar la aprobación en el Congreso, pero la mayoría de los analistas lo ven como una formalidad porque Morena, el partido de López Obrador y sus aliados, tienen una cómoda mayoría.
López Obrador se opuso firmemente a una reforma constitucional de finales del 2013 promovida por su predecesor que puso fin al monopolio que Pemex tuvo durante más de siete décadas en el sector petrolero.
La Secretaría de Hacienda no está proponiendo cambios en la ley que establece el régimen fiscal de Pemex y la mayor carga tributaria en 2019 se debe en gran medida a las estimaciones sobre el precio del petróleo.
El presupuesto del próximo año prevé un precio promedio de 55 dólares por barril para las exportaciones de crudo de Pemex, comparado con el estimado de 46 dólares por barril para 2018.
López Obrador también ha dicho que quiere terminar con las exportaciones de crudo en tres años para destinar una mayor cantidad a la refinación y reducir la dependencia de México de gasolinas importadas.