En aras de generar un ahorro, México no puede importar medicamentos o insumos para la salud de efectividad y calidad cuestionable, y castigar en ese proceso a la industria farmacéutica establecida que paga impuestos, invierte y genera empleos.
Patrick Devlyn, presidente de la Comisión de Salud del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) manifestó que la iniciativa privada aplaude el entorno de competencia, pero siempre y cuando este sea en “piso parejo”, en un marco de respeto al Estado de derecho y, sobretodo, anteponga el interés superior de la protección a la salud y vida de los mexicanos.
En entrevista para LA PRENSA, Patrick Devlyn señaló que cualquier proceso licitatorio, debe regirse por un Estado de derecho, en el que todos los participantes estén obligados a respetar las mismas reglas del juego.
Sobre las descalificaciones contra ciertas empresas del ramo farmacéutico, el representante empresarial indicó que si el gobierno tiene alguna duda, lo primero que debería hacer es investigar y después de un debido proceso, aplicar la ley.
“El Estado mexicano ha firmado tratados de libre comercio con varias naciones del mundo y México está obligado a cumplir esas reglas, si también queremos que otros países respeten esas reglas hacia México”, destacó Patrick Devlyn.
“En temas de salud no todo es un precio o presupuesto, porque finalmente estamos hablando de personas y de vidas”.
Informó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece las reglas para participar en un fondo rotatorio y acceder a medicamentos de otras latitudes, cuyo primer requisito es el pago por anticipado, cuando en México se paga a los proveedores hasta 12 meses después.
La OMS también señala que los medicamentos sólo son certificados por los reguladores de los países de origen, lo que significa que no tienen los mismos estándares que exige la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a la industria nacional.
Aclaró que México no importa medicamentos de China o India, porque los reguladores sanitarios de esos países no son de referencia internacional, como ocurre con la FDA de Estados Unidos y la Cofepris.
Consideró que si Cofepris autoriza la llegada de medicinas de otros países, se podría poner en riesgo la salud de los mexicanos ante la eventual llegada de productos que no cumplan con los requisitos.