Sin las remesas que reciben las familias mexicanas, la tasa de pobreza en el país aumentará 15.5 puntos porcentuales, el mayor incremento en la región de América Latina y el Caribe, pronosticó la Cepal.
La reducción de esos envíos acentuará el empobrecimiento que se anticipa para México debido al impacto de la pandemia en el mercado laboral y la pérdida de ingresos asociada, señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su reporte El desafío social en tiempos del Covid-19.
El organismo que dirige la mexicana Alicia Bárcena señala que sin las remesas la tasa de pobreza en el país pasaría de 46.2 por ciento a 61.7 por ciento, la más alta de la región, por arriba de República Dominicana (60.8 por ciento) y Guatemala (57.2 por ciento).
Bárcena dijo en una videoconferencia desde Santiago, Chile, que siguen con atención el dato de envío de remesas hacia México, pues si bien en marzo tuvieron un crecimiento histórico a más de cuatro mil millones de dólares, existe el riesgo de que disminuyan.
Aún sin contar el efecto de las remesas, sólo el impacto de la pandemia sobre el PIB y el empleo, los pronósticos del organismo consideran que México será uno de los países con mayores incrementos en pobreza y pobreza extrema.
El porcentaje de la población en pobreza extrema en México pasaría de 11.1 por ciento en 2019 a 17.1 por ciento este año en el peor de los escenarios. Este incremento supera al que se espera para la región, de 3.1 puntos porcentuales.
La tasa de pobreza en general entre los mexicanos crecería de 41.9 por ciento a 48.9 por ciento, un aumento también superior al que se observará en la región, de 5.5 puntos, según las previsiones de la Cepal.
La Cepal propuso para enfrentar los impactos socioeconómicos de la crisis, que los gobiernos garanticen transferencias monetarias temporales para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares, lo que será crucial para lograr una reactivación sólida y relativamente rápida.
Mencionó que en el caso de México, el debate sobre un ingreso ciudadano universal ha adquirido una mayor presencia ante la crisis sanitaria. Se han considerado dos opciones: otorgar un salario mínimo general o dar un monto equivalente a la línea de bienestar urbana o a la línea de bienestar mínimo urbana, que estima el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Si se otorgara una línea de bienestar mínima, equivalente al costo de la canasta alimentaria de las zonas urbanas (unos 73 dólares mensuales en marzo de 2020), sería necesario un desembolso equivalente a 10.33 por ciento del PIB estimado para 2020.
Un programa más cercano a los objetivos del ingreso básico universal y que otorgara un salario mínimo (unos 167 dólares mensuales) o un monto equivalente a la canasta alimentaria y no alimentaria (unos 144 dólares mensuales), elevaría el monto requerido a 23.5 por ciento del PIB en el primer caso y a 20.2 por ciento del PIB en el segundo, calculó la Cepal.
Considerando estos montos, la implementación de un ingreso ciudadano universal se realizaría como un proceso de avance gradual de largo plazo.