En el primer semestre del año, se detectaron cuatro mil 761 robos a transportistas de carga en el país, lo que representó un alza anual de 11.6 por ciento y la cifra más alta para un mismo periodo desde 2019, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Según el organismo, alrededor de 87 por ciento de los atracos fueron con violencia, siendo el Estado de México, Puebla y Veracruz los puntos con mayor incidencia en este tipo de delitos.
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Leonardo Gómez, presidente de la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), dijo a El Sol de México que en estas rutas es donde está más concentrado el envío de carga logística, en tanto que las mercancías más robadas son alimentos, abarrotes y materiales para construcción.
Detalló que estos artículos suelen ser más fáciles de vender en mercado negro, ya sea por su manera de transportación, consumo o por la misma demanda de los usuarios, como en el caso de los pedidos para construcción.
También destaca el hurto de autopartes, al igual que componentes automotrices y electrónicos. De manera general, los robos se cometen con mayor frecuencia los martes, jueves y viernes en horarios vespertinos y nocturnos.
“No nada más es que te roben el vehículo o el producto, sino principalmente el factor humano porque cada vez son más agresivos y delinquen contra los propios conductores. Los productos no llegan en tiempo y forma a su destino final y todo esto también tiene un sobre costo de operación”, comentó el presidente de la ANTP.
Gómez aclaró que no se puede tener un estimado puntual de pérdidas monetarias por todos estos hurtos, debido a que cada camión tiene un valor diferente y la carga no es la misma para todas las corridas.
El presidente de la ANTP agregó que también se detectó que cada vez más las empresas están contratando nuevas tecnologías o equipos en movimiento.
Por ejemplo, las unidades cuentan con cámaras internas, rastreos de mercancía y hasta mecanismos que alertan a las empresas cuando las puertas de un camión son abiertas o si hay paradas no programadas.
Invierten hasta 150 mil pesos mensuales en protección
Para proteger un camión de manera básica existen equipos GPS desde 650 pesos al mes, al igual que aditamentos cómo cámaras, paro de motor o telemetría que pueden elevar la cuenta hasta más de cinco mil pesos mensuales por unidad.
Alejandro Betancourt, director de ciencia de datos de AI27, compañía de seguridad para transporte de carga basada en inteligencia artificial, agregó que adicionalmente se necesita gente que monitoree las cargas, gestione la ayuda al operador y se coordine con las autoridades.
“Estos servicios especiales comienzan sus cotizaciones desde 150 mil pesos mensuales. Además, existen patrullas privadas que dan seguimiento en la carretera, que son servicios mucho más costosos”, puntualizó el experto en entrevista.
Betancourt precisó que el gasto de compañías en seguridad varía de acuerdo con su tamaño, pero se estima que las grandes empresas pueden invertir entre dos y cinco millones de pesos anuales.
“Hemos detectado que ahora los robos se ejecutan cada vez más cerca de los centros de distribución, directamente en las filas, acercándose al centro de consumo”, manifestó.
Antonio Galván trabaja para una compañía logística en el norte del país. Sus rutas abarcan estados como San Luis Potosí, Monterrey, Tamaulipas, Sinaloa, Guanajuato y Durango, aunque en ocasiones hace viajes independientes al Estado de México, Veracruz y Oaxaca.
En la empresa donde labora cuenta con un servicio de seguridad privada, con hasta cuatro guardias que van detrás del tráiler y lo vigilan en caso de hacer una parada técnica o descansos en el trayecto.
Sin embargo, cuando son trabajos por fuera, la única protección que lleva es un bate de béisbol y un chaleco antibalas, además de elegir rutas junto a otros compañeros o conocidos.
“Casi siempre nos acompañamos con camaradas cuando vamos al sur. Hacemos grupos de WhatsApp entre los conocidos y así es como también nos informamos de robos, accidentes o retenes. ‘La rata’ es cada vez más astuta, pero nosotros nos protegemos unos a otros”, mencionó Galván en entrevista.
ALTO, una compañía multinacional especializada en seguridad, detectó que los modus operandi más frecuentes en carreteras y autopistas son inhibidores de señal GPS, también conocidos como jammers, para evitar que las unidades monitoreadas puedan ser localizadas.
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De igual manera, se tiene registro de simulación de accidentes para que los transportistas se detengan y puedan atacarlos, retenes policiales falsos, y persecución a los vehículos, amenazando a los transportistas con armas de fuego.
“Las bandas criminales ya tienen un amplio conocimiento de la ruta que el transportista tomará, incluso tienen previsto si el conductor tiene que realizar varias paradas en el camino por ciertas diligencias”, explicó Verónica Arellano, gestora de proyectos de logística en ALTO México
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