Rusia impuso este viernes a las empresas estadounidenses Google y Meta (casa matriz de Facebook) grandes multas, de 98 millones y 27 millones de dólares respectivamente, por no haber eliminado contenidos prohibidos, una muestra más de la presión en aumento en este país sobre los gigantes digitales.
En un comunicado en su cuenta Telegram, el servicio de prensa de los tribunales de Moscú precisó que los gigantes californianos fueron hallados culpables de reincidencia, ya que no eliminaron de sus plataformas contenidos juzgados ilegales en Rusia.
El tribunal no detalló de qué contenidos se trataba.
Por su parte, el regulador de las telecomunicaciones ruso, Roskomnadzor, indicó que, en este contexto, los contenidos prohibidos alimentan el "odio religioso", brindan información "poco fiable" o peligrosa para los menores, o apoya a "organizaciones terroristas o extremistas".
"Vamos a estudiar los documentos del tribunal para decidir las medidas a adoptar", afirmó a la AFP el servicio de prensa de Google, sin añadir nada más.
Rusia sanciona habitualmente a grandes empresas digitales acusadas de no borrar contenidos que hacen apología de las drogas, el suicidio y relacionadas con la oposición política.
Sin embargo, las multas que se ordenaron contra Google y Meta son tan altas que no tienen precendentes.
Según Roskomnadzor, las redes sociales Facebook e Instagram (también propiedad de Meta) cuentan todavía con más de 2 mil contenidos prohibidos en Rusia. Para Google, hay más de 2 mil 600.
El regulador ya había advertido en octubre que iba a sancionar a Meta con una multa de "entre el 5 y el 10% de su volumen de facturación" anual de sus filiales en Rusia, lo que significan muchos millones.
Desde 2014, la ley rusa obliga a las empresas de internet a almacenar los datos de los usuarios rusos en el país. Esta ley hizo que Facebook, Google, Telegram y WhatsApp tuvieran que pagar miles de dólares en multas.
Las autoridades están desarrollando un polémico sistema de "internet soberano" que permitirá aislar la red rusa de los grandes servidores mundiales.
Oenegés y opositores temen que el Kremlin busque crear una red nacional bajo su control, como pasa en China, algo que el gobierno niega.
También están aumentando su presencia en las grandes empresas digitales rusas.
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El grupo de tecnología VK, controlado por una filial del gigante de la energía Gazprom (y que creó la primera red social rusa "VKontakte"), anunció a mediados de diciembre el nombramiento como director general de Vladimir Kirienko, el hijo de un colaborador cercano de Putin.
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