La moneda mexicana continuará su tendencia de fortalecimiento frente al dólar y en el corto plazo podría romper el piso de los 17 pesos para ubicarse en 16.70 por billete verde, coincidieron analistas de instituciones financieras.
Comentaron a El Sol de México que la apreciación de la moneda azteca se deberá por un escenario de menor inflación en México y Estados Unidos, así como por las decisiones de política monetaria por parte de los bancos centrales de ambas naciones.
James Salazar, subdirector de análisis de CIBanco, aseguró que en el corto plazo es posible que el peso mexicano rompa el piso de los 17 pesos por dólar y después podría llegar hasta 16.80 pesos por unidad durante el siguiente mes o en agosto.
“Dicho resultado dependerá de lo que suceda con ciertos datos económicos en Estados Unidos y la decisión que tome la Reserva Federal a finales de julio sobre la política monetaria y sobre todo el mensaje que mande el presidente, Jerome Powell”, aseguró el economista de CIBanco.
Salazar no descartó que la moneda mexicana pueda llegar hasta los 16.70 pesos por dólar, sin embargo, “hacia finales de año se verá presionado y podría regresar a los 17 pesos por unidad”.
Ayer, el tipo de cambio cerró en 17.11 unidades por dólar, lo que significó una baja de 0.20 por ciento respecto de un día anterior cuando se ubicó en 17.08 pesos por dólar. Aun con ello, el peso mexicano registra una apreciación durante todo el año de 12.26 por ciento, de acuerdo con datos de Banco de México (Banxico).
Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, espera que el tipo de cambio continúe apreciándose y pueda dirigirse hacia el nivel psicológico de 17 pesos por dólar.
“Si el tipo de cambio sigue mostrando fluctuaciones, se esperaría que alcance un nivel de 16.74 pesos por dólar a mediados de julio, para después mostrar un rebote y dirigirse hacia los 17.50 pesos”, agregó.
Sin embargo, Siller consideró que hacia el cierre del año persisten los riesgos para el crecimiento de Estados Unidos, ya que su economía ha mostrado signos de debilidad, por lo que no se puede descartar el riesgo de una recesión, “con esto, es posible que el tipo de cambio muestre un rebote hacia el nivel de 18 pesos por dólar en un escenario de una recesión leve”.
INFLACIÓN YA CEDIÓ
La inflación tanto en México como en Estados Unidos ya muestra signos de desaceleración. El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en 5.84 por ciento a tasa anual durante mayo, su nivel más bajo desde agosto del 2021.
El INPC alcanzó un máximo en poco más de 21 años en agosto de 2022, llegando a un valor interanual del 8.7 por ciento anual, de acuerdo con Inegi.
En Estados Unidos, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) muestra una tendencia a la baja, y en el quinto mes de 2023 se ubicó en cuatro por ciento a tasa anual, apuntando su menor nivel desde marzo de 2021 y sumando once meses consecutivos desacelerando. Los precios en Estados Unidos tocaron un máximo de 9.10 por ciento en junio del 2022, y a partir de esa fecha la inflación ha bajado. En tanto la tasa de interés del Banxico alcanzó 11.25 por ciento, su nivel más alto desde que se adoptó como objetivo operacional la tasa de interés interbancaria a un día, en 2008; mientras que la Fed mantuvo su tasa de interés sin cambios por primera vez en 15 meses, para dejarla en un rango de entre cinco por ciento y 5.25 por ciento.
Con el descenso en los precios, se espera que al cierre de 2023 se perciba una morosidad contenida y cercana a los niveles observados a marzo 2023 de tres por ciento para el portafolio de consumo y 2.1 por ciento para la cartera total.
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Moody’s Local México aseguró que esto es positivo para la banca mexicana, puesto que una alta inflación reduce la capacidad de pago de los individuos y se asocia con una mayor morosidad del crédito.
“En general, los préstamos al consumo son más sensibles a cambios en el PIB y a la inflación, tal como dejó patente la caída económica y la lenta recuperación sufrida durante y después de la pandemia de Covid-19. La morosidad en el segmento de la cartera dedicada al crédito al consumo fue la principal causa del deterioro de la calidad de los activos en el sistema bancario”, señaló Moody´s.