Londres.- Un grupo de científicos estadounidenses hadesarrollado sensores cerebrales inalámbricos, que se disuelvencon el paso del tiempo, para controlar la presión y la temperaturaintracraneal de los pacientes.
El principal avance de esta investigación, lideradapor neurocirujanos e ingenieros de la Universidad de Medicina deWashington y de la Universidad de Illinois, radica en no tener querecurrir a la cirugía para extraer los dispositivos, segúnpublica hoy la revista "Nature".
Los científicos afirman que estos implantes sepueden aplicar para monitorizar pacientes con lesiones cerebrales yaseguran además que pueden construir otros sensores absorbiblespara seguir la actividad de cualquier órgano del cuerpohumano.
El coautor del estudio, el neurocirujano Rory K.J.Murphy, señaló que, al disolverse en el cuerpo una vez sufunción ha terminado, disminuye el riesgo de que el usuariocontraiga "infección, inflamación crónica o erosiones en la pielo en el órgano donde estén ubicados".
El objetivo es "implantar un sensor en el cerebro"para establecer una "conexión cercana" que emita señalesinalámbricas sobre la salud de este órgano y que permita a losmédicos "intervenir en caso de necesidad".
Murphy apuntó que los dispositivos electrónicos ysus aplicaciones biomédicas "avanzan rápido" aunque todavíatienen que lidiar con un gran "obstáculo": la respuesta inmune quedesencadenan en el cuerpo algunos implantes, algo que no ocurre conlos nuevos sensores puesto que se disuelven.
Tras llegar al hospital, los doctores deben medir lapresión tanto en el cerebro como dentro del hueso para que unincremento del apremio no derive en lesiones cerebrales, que causanal año 50.000 muertes en Estados Unidos.
Tal y como remarcó Murphy, hasta ahora no existíauna forma efectiva de calcular los niveles de presión enescáneres cerebrales o análisis clínicos, pues "los dispositivosque se usan se basan en tecnología de la década de 1980".
"Son grandes, abultan mucho y se conectan por cablesa los monitores de las unidades de cuidados intensivos. Sonprecisos pero hay otras formas de mejorarlos", explicó.
El grupo de expertos estadounidenses probó lossensores en baños de solución salina, que provocaron que losaparatos se desvanecieran a los pocos días, y en ratas delaboratorio hasta comprobar que los resultados que daban eraneficaces.
El profesor de la Universidad de Illinois John A.Rogers subrayó que "este tipo de medicina bioeléctrica tienemucho potencial en varias áreas de atención clínica" y que conestos sensores queda "probado que es posible crear implanteselectrónicos de alto rendimiento". ||EFE||
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