Sentados frente a sus teléfonos inteligentes montados en tripiés y a sus lámparas led para iluminar sus rostros, los jóvenes se instalan en grupos de una veintena en algunos lugares de las grandes ciudades.
En Guilin, al sur del país, se reúnen cada noche en un puente con la esperanza de llamar la atención de los usuarios de Douyin, la versión china de la aplicación TikTok.
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¿Pero por qué tal motivación a pesar de la hora tardía? Porque la aplicación permite a los usuarios espectadores, en el otro lado de la pantalla, hacer donaciones de dinero digital a los que emiten en vivo ("streamers"), cuyo talento o personalidad valoran.
"Cuando transmites en directo en interiores es necesario ser bonita", explica Qiao Ya, una joven de 27 años que canta y habla en su canal entre las 21:00 y las 03:00 horas.
"Tengo un físico bastante ordinario, sin talento artístico particular, así que difundirlo al aire libre ayuda a atraer espectadores gracias al entorno", agrega.
La transmisión en vivo al aire libre se extendió hace un año. Pero las condiciones a veces son duras. Esta semana, por ejemplo, con temperaturas cercanas a cero, muchos "streamers" estaban envueltos en mantas y algunos habían traído pequeños calentadores de refuerzo, según constató un reportero de la agencia AFP.
"Si estamos afuera, solos, a altas horas de la noche, los espectadores ven que es difícil y a menudo son más generosos", explica Qiao Ya, cuyos únicos ingresos provienen de los aportes que recibe en línea.
Complemento de ingresos
Transmitir en vivo en Douyin, una aplicación con cientos de millones de usuarios, es una forma popular de ganar ingresos extra en China.
Algunos venden productos o dan consejos o trucos sobre la vida cotidiana. Otros cantan, bailan o simplemente hablan con sus seguidores.
Algunos "streamers", sobre todo los especializados en la recomendación de productos alimenticios o cosméticos, se convirtieron en celebridades capaces de generar millones de dólares en ingresos publicitarios.
Pero las ganancias de los jóvenes instalados en el puente de Guilin son mucho más modestas. Cuando bien le va, Qiao Ya gana unos 600 yuanes (casi 90 dólares) en ocho horas de transmisión. Suma que a veces cae a solo un dólar y medio.
Para la tatuadora de cejas Zhang Xiaoxiao, de 36 años de edad, la transmisión en vivo es sobre todo un complemento de ingresos.
La epidemia de Covid-19 aplastó el sector de los salones de belleza en China y muchos vieron su actividad reducida debido a las restricciones sanitarias. Algunos de hecho cerraron.
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"Teníamos mucha presión y el negocio no funcionaba bien. Me gusta cantar y bailar. Así que pensé que sería bueno hacer un trabajo extra", comenta sonriendo.
Pero esta actividad y el ruido resultante no es necesariamente del gusto de todos los vecinos.
"Algunos no nos aprecian. A veces nos dicen: '¿Por qué no buscas un trabajo de verdad?' Así que ahora nos instalamos lejos de las casas para no molestar a la gente", confiesa Zhang Xiaoxiao.