La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk ha sido difícil, por decir lo menos. Desde que se hizo cargo de la empresa el pasado 28 de octubre, Musk ha realizado una serie de cambios en la plataforma que han provocado un caos y una agitación generalizados dentro de la empresa.
A los pocos días de hacerse cargo de las operaciones de Twitter, Musk despidió a los principales ejecutivos y a la mitad de los 7 mil 500 empleados de la empresa, ignoró los consejos de no despedir desproporcionadamente a quienes representan la diversidad y la inclusión, y probablemente violó las leyes laborales y los contratos de los empleados.
Luego, envió un correo electrónico a los trabajadores restantes con un ultimátum: Comprométanse a ser "extremadamente duros" o abandonen la empresa. La carta continuaba: “Esto significará trabajar muchas horas a alta intensidad. Solo un desempeño excepcional constituirá una calificación aprobatoria”. Según los informes, algunos trabajadores terminaron durmiendo en sus oficinas.
Nada de esto es nuevo para Musk. Ya tenía antecedentes de despedir ejecutivos por capricho y cometer despidos masivos en Tesla.
El enfoque frío e impersonal de Musk hacia la gestión y el liderazgo es la antítesis de lo que hemos aprendido sobre enfoques de trabajo más amables y humanistas. Los enfoques de gestión como el de Musk amenazan las prácticas actuales de gestión empresarial que abogan por lugares de trabajo saludables, felices y comprometidos.
Engranajes en una máquina
Elon Musk se adhiere a un estilo de gestión mecanicista que trata a los empleados como engranajes de una máquina, en lugar de seres humanos. Es una indulgencia bien intencionada pero ingenua que sacrifica el bienestar de los empleados en aras de las ganancias.
De hecho, el enfoque humanista de la gestión surgió en respuesta a las trampas de la gestión mecanicista. Un enfoque humanista prioriza los lugares de trabajo emocionalmente saludables, la equidad de género, el respeto, la lucha contra el acoso, el compromiso de los empleados, los beneficios de las recompensas intrínsecas sobre las extrínsecas (sentirse bien con el trabajo frente a ganar mucho dinero) y la gestión de conflictos.
La inteligencia emocional, que incluye conceptos como la compasión, la empatía, el respeto y la escucha activa, también se valora en los lugares de trabajo centrados en las personas. Una extensa investigación sobre inteligencia emocional, incluida la mía, muestra que aumenta la moral, la productividad y el logro de objetivos.
El concepto de un lugar de trabajo más humanista, que es menos lineal, más orgánico y propenso a evolucionar que uno mecanicista, ha ido creciendo exponencialmente desde que comenzó la pandemia. La insatisfacción laboral ha dado lugar a que los empleados exijan lugares de trabajo más centrados en las personas y defiendan sus derechos en el lugar de trabajo.
Como dijo el periodista de negocios Tom Gibby en Forbes, los empleados “tienen claras sus necesidades y deseos. Si su empleador actual no satisface esas necesidades, están encontrando uno nuevo que sí lo haga”.
Reescribiendo las relaciones laborales
Está claro que la cultura laboral de Musk es cualquier cosa menos saludable. La Estrategia de Recursos Humanos para la Salud del Gobierno de Canadá define un ambiente de trabajo saludable de la siguiente manera:
“Un entorno de trabajo que adopta un enfoque estratégico e integral para brindar las condiciones físicas, culturales, psicológicas y laborales que maximicen la salud y el bienestar de los proveedores, mejore la calidad de la atención y optimice el desempeño organizacional”.
Musk está sentando un precedente peligroso para que lo sigan otras empresas. Si su enfoque de gestión demuestra ser exitoso para Twitter, podría resultar en que otros líderes empresariales sigan su ejemplo.
Si bien puede ser tentador seguir los pasos de Musk, tal decisión iría en contra de años de investigación en el lugar de trabajo que muestra la correlación positiva entre cómo se sienten los empleados en el trabajo, su bienestar emocional y físico y el éxito de una organización.
Seguir sus pasos fangosos y erráticos también resultaría en resucitar lecciones arcaicas del taylorismo que trata a los empleados como objetos inanimados. Si esto sucede, seguramente veremos un aumento en los esfuerzos de la organización dirigida por los trabajadores. Los últimos intentos de sindicalización en Amazon y Apple son una prueba de que los empleados están dispuestos a defender sus derechos si no se les valora.
* Profesor asociado, MBA Facultad de Liderazgo y Gestión de Personas, University Canada West.
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