La industria del perfume en México ya utiliza herramientas como la Inteligencia Artificial (IA) para el desarrollo de nuevas fragancias en un menor tiempo y con mayor precisión, esto sin dejar de lado la creatividad.
“Si no existiera una tecnología como la IA, el tiempo que un perfumista tarda en sacar una sola fragancia sería de aproximadamente un año, hoy ese mismo perfumista hace alrededor de 45 desarrollos mensuales”, explica el director de Creaciones Iguazu, Raúl Ponce.
El directivo dice en entrevista con El Sol de México que esta tecnología analiza millones de datos sobre aromas, tendencias y preferencias del consumidor. Con ello se crea una biblioteca olfativa que ayuda a los perfumistas a explorar nuevas posibilidades y a encontrar la combinación perfecta.
Creaciones Iguazu es una empresa mexicana con 15 años de experiencia en la creación de fragancias para la industria del perfume, cosmética y del hogar.
La empresa vende sus aromas en siete países y cuenta con tres perfumistas de talla internacional.
Ponce explica que para crear una nueva fragancia, el cliente es quien describe qué tipo de aroma busca para su producto, que puede ser un perfume, un jabón o hasta un aromatizante.
Los perfumistas, con la ayuda de la Inteligencia Artificial, trabajan en varios ensayos produciendo diferentes muestras para el cliente. La IA ayuda a este proceso analizando y comprendiendo las propiedades químicas de las materias primas usadas en la fragancia.
Después de crear un panel olfativo con diferentes muestras, el cliente elige la que más le gusta y los perfumistas ajustan la fragancia para mejorar el aroma o hacerlo más duradero. Finalmente, la fórmula final se mezcla con ayuda de robots que miden las cantidades correctas de cada ingrediente para crear el aroma.
“Contamos con dos robots de tecnología alemana que reciben la fórmula final. El sistema envía instrucciones a cada uno para que realicen la mezcla automáticamente, en lugar de hacerlo manual. Esto garantiza que se utilicen las cantidades exactas de materiales y que el resultado final sea más sofisticado”, señala Ponce.
De acuerdo con la empresa mexicana, el costo de las fragancias varía según el uso y la calidad. Productos para jabones o aromatizantes suelen ser más baratos, con un precio alrededor de los 40 dólares, mientras que en el caso de perfumes de alta calidad, un aroma puede llegar a costar 300 dólares o más.
El directivo explicó que la Inteligencia Artificial ha sido entrenada con 20 años de conocimiento en fragancias y más de mil 500 materias primas, convirtiéndola en el “Google para los perfumistas”.
Asimismo, destacó que el algoritmo no se basa en fórmulas existentes, sino que utiliza su conocimiento para crear aromas completamente nuevos, ya que aunque no existen patentes para fragancias en la industria, sí para materias primas.
“Algunas materias primas son exclusivas de las más grandes casas perfumistas del mundo, por lo que la IA no tiene conocimiento de estas materias, lo que asegura la originalidad en las nuevas creaciones”, aclara.
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Ponce señala que la IA es una herramienta que acompaña a los perfumistas, los cuales se forman por tres años en escuelas especializadas en Europa, donde estudian posgrados en perfumería, por lo que es imposible reemplazar al talento humano.
“Si bien el trabajo de la IA representa ahora 70 por ciento en la creación de una nueva fórmula para un perfume, el resto de la labor es del perfumista, que con su conocimiento del mercado y olfativo, es la parte fundamental en la creación de perfumes”, destaca.