El primer ministro Boris Johnson insistió el lunes en que el Reino Unido puede utilizar al fabricante chino Huawei para su nueva red de telecomunicaciones 5G al mismo tiempo que preserva la seguridad nacional, a pesar de la fuerte oposición de Estados Unidos.
Johnson hizo estas declaraciones después de que el Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, tuitease el domingo: "El Reino Unido tiene por delante una decisión trascendental sobre la 5G".
Estados Unidos ha excluido a Huawei del desarrollo de su nueva generación de red móvil acusándola de estar bajo el control de Pekín, para el que podría espiar, lo que ha empresa ha negado.
Johnson está bajo presión de Washington para que deje también de lado al fabricante chino, que el Reino Unido ya ha utilizado en sus redes anteriores.
El diario económico británico Financial Times informó que el martes se esperaba que el gobierno de Londres "aprobara un papel restringido" para el grupo, después de que un alto funcionario insinuase la semana pasada que se había dado la verde a la utilización de Huawei.
Hablando con los periodistas el lunes, Johnson afirmó: "No hay ninguna razón por la que no debamos tener progreso tecnológico aquí en el Reino Unido, permitir que los consumidores, las empresas en el Reino Unido tengan acceso a una tecnología fantástica, comunicaciones fantásticas, pero también proteger nuestros intereses de seguridad y proteger nuestras asociaciones claves con otros poderes en todo el mundo".
Según el Financial Times, ante la oposición de los Estados Unidos los ministros británicos están buscando limitar la participación de Huawei en el proyecto.
Se ha especulado ampliamente con que el Reino Unido permitiría a Huawei participar en infraestructuras "no centrales" de las redes 5G, como antenas y estaciones base fijadas a mástiles y tejados.
Washington ha amenazado con limitar el intercambio de inteligencia con Londres si el Reino Unido procede así. También hay sugerencias de que el posible daño a las relaciones entre los dos aliados debido a Huawei podría afectar las posibilidades de que Londres logre un acuerdo comercial favorable con Washington tras el Brexit.