En un mundo donde el cambio climático acecha constantemente y amenaza nuestra seguridad y calidad de vida, los desastres naturales son un factor que puede hacer que todo lo demás pierda relevancia.
Para hacer frente a esta realidad, es esencial una preparación adecuada. Datos del Swiss Re Institute de 2022 revelan que los desastres naturales generaron pérdidas económicas a nivel mundial por 275 mil millones de dólares, con apenas el 45 por ciento de esos daños asegurados.
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En América Latina, países como México, Colombia y Brasil han experimentado un notable aumento tanto en la frecuencia como en la intensidad de estos desastres, debido al crecimiento poblacional, la urbanización en áreas vulnerables y los efectos del cambio climático.
Si alguien está atrapado bajo escombros y realiza un ligero movimiento o gesto, las cámaras pueden detectarlo y comunicarlo en tiempo real
En este contexto, la tecnología se convierte en un aliado para preservar vidas y reducir daños. Quizás muchos ciudadanos desconocen que cuando realizamos una llamada de emergencia, detrás de ese número de teléfono operan los "Centro de Comando y Control", que dependiendo de la ciudad o el país son conocidos como C4 o C5 y que son el cerebro de operación en ese lugar.
Sin embargo, esos centros no siempre aprovechan plenamente las nuevas tecnologías, y es allí donde resaltan los Centros de Comando y Control de próxima generación, que ofrecen diferencias significativas y ventajas clave en la gestión de situaciones críticas, como la integración con sistemas de comunicación, la inteligencia incorporada para respuestas ágiles y uso efectivo de datos geoespaciales, la seguridad de la información y la capacidad para gestionar volúmenes elevados de incidentes y llamadas de emergencia de manera eficiente, especialmente en ciudades muy pobladas.
Estas plataformas permiten integrar además de los radios y demás tecnologías usadas en el ecosistema de seguridad, soluciones de video seguridad con inteligencia artificial que ayudan a identificar patrones y situaciones críticas de forma automática. Por ejemplo, si alguien atrapado bajo escombros realiza un ligero movimiento o gesto, las cámaras pueden detectarlo y comunicarlo en tiempo real a los equipos de rescate.
En áreas remotas o de difícil acceso, los drones se pueden integrar como fuente de información al cerebro de seguridad de estos nuevos centro de comando
También en áreas remotas o de difícil acceso, los drones se integran como fuente de información al cerebro de seguridad-centro de comando y control de próxima generación- desempeñando un papel crucial en la respuesta a emergencias en vastas extensiones de terreno.
La tecnología de telepresencia en drones permite que diferentes actores los controlen de manera segura y efectiva. Incluso se puede determinar cuál sería la mejor forma de extinguir las llamas, evacuar a la población o llevar medicamentos en situaciones críticas.
En México se vislumbra una oportunidad que exige un esfuerzo decidido para evolucionar a una nueva era en la gestión de emergencias. Esta etapa deberá caracterizarse por la adopción de plataformas de próxima generación, notablemente más robustas y eficientes.
Y es que a pesar de que existen en la actualidad soluciones funcionales en el mercado, estas no están dimensionadas para atender a una alta densidad poblacional como las nuestras y no permiten la integración de múltiples fuentes y apertura a nuevas tecnologías.
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En el contexto actual, donde la preparación y la celeridad son esenciales, estas tecnologías nos permiten mantenernos un paso adelante en la lucha contra la adversidad. Debemos tener en mente que la prevención y la respuesta representan nuestro mejor refugio en momentos difíciles, y que gracias a estas innovaciones tecnológicas podemos estar mejor preparados y responder mejor cuando la necesidad apremia. En última instancia, son nuestras acciones y decisiones las que marcan la diferencia entre la tragedia y la esperanza en tiempos de crisis.
* Director de Motorola Solutions México.