Pinche Gringo dejó de ser una marca casi de culto durante la pandemia, pues comenzó a conquistar nuevos paladares que, por la distancia y las largas filas en sus sucursales, no se atrevían a descubrir sus delicias.
"Con Uber Eats hicimos una gran adquisición de clientes que vivían muy lejos de nosotros, tuvimos una gran oportunidad para que nos conocieran, que nos prueben en sus colonias y después vengan con nosotros a sucursal. Creo que esto es permanente y es el nuevo normal”, explica el CEO y fundador de este restaurante, Dan Defossey.
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Es un fenómeno comercial diferente que prácticamente les abrió nuevos objetivos de negocio.
"En pandemia no pensamos en expansión, pensamos en sobrevivir. Más de 90 mil restaurantes han cerrado sus puertas en el país, tenemos mucha suerte y estamos orgullosos de que tenemos a nuestro equipo intacto y no hemos despedido a nadie. Aún no estamos fuera de la pandemia y desconozco qué va a pasar en noviembre y diciembre, pero mejoraremos nuestro modelo y en el futuro vamos a ver".
En entrevista, acepta que la pandemia ha resultado particularmente difícil pues el 40 por ciento de sus ingresos se generaban en eventos privados, los cuales quedaron seriamente limitados para evitar aglomeraciones. El restaurante registró una caída de 80 por ciento de sus ventas durante las primeras semanas de la pandemia.
Pero la alianza que estableció Pinche Gringo BBQ con la plataforma global de food delivery, Uber Eats, resultó muy importante para ellos al permitirles continuar sirviendo a sus clientes. El impacto de Uber Eats en la línea de negocios de Pinche Gringo BBQ ha sido profunda. Según Defossey, antes de la pandemia el servicio de food delivery les representaba 8 por ciento de sus ventas, para pasar al 60 por ciento.
“Ahora que no pueden ir a Pinche Gringo BBQ permanecemos cerca de ellos", dice Defossey.
"Con Uber Eats tuvimos ventas que no teníamos"
“Tuvimos que reinventarnos porque con la emergencia sanitaria los papeles se invirtieron, el consumo presencial cayó y el servicio para llevar creció exponencialmente”, dice Juan Carlos Abaroa Bárcena propietario de Lucky Wings.
“Nosotros establecimos antes de la contingencia el sistema delivery, un servicio de reparto propio, pero con las restricciones impuestas al servicio presencial y a la movilidad, la situación se complicó y fue que Uber Eats nos ayudó a generar mucho flujo de consumidores”.
Lucky Wings nació en San Luis Potosí hace 11 años con un primer local, ahora cuenta con cuatro sucursales, además de franquicias en Querétaro, Culiacán, Sinaloa y Playa del Carmen, Quintana Roo.
“Nuestro sueño siempre ha sido crear experiencias de calidez y calidad en el consumo de comida, que el cliente se vaya con un ¡Wow!, que pruebe nuestros productos y sea feliz”, explica Abaroa Bárcena.
En Uber Eats la marca Lucky Wings se ha posicionado en personas de entre 18 y 44 años de edad. “La gran ventaja de Uber Eats es que te trae clientes que no tenías y por tanto es venta que no tenías, eso es lo que te fortalece”, señala Juan Carlos Abaroa.
Agrega que la contingencia por la pandemia sigue, por lo que las limitaciones de movilidad y el servicio en los restaurantes continúan, por eso Uber Eats es la alternativa para seguir con el negocio tratando de mitigar la caída de facturación.
“Los dueños de los establecimientos de cualquier tamaño logran generar mayor demanda entre sus clientes, aumentan sus ingresos y obtienen datos que les ayudan a hacer crecer su negocio”, describe Juan Carlos Abaroa.
"Nos concentramos en hacer lo que sabemos, que es asar pollo"
Esta empresa nació con la misión de vender pollos asados en 1979, sin meter en su plan de negocios una pandemia ni servicios de entrega a domicilio enfocados en el servicio y la calidad. En aquellos años, el señor Arnoldo de la Rocha inauguró su primera sucursal en la colonia Huexotitla, ubicada en la 2 Sur y 37 Oriente, donde el secreto de su receta familiar cautivó a más de uno, permitiéndole expandir su negocio en varios puntos del territorio poblano.
“Hay tanto que agradecer a Uber Eats porque nos ayudó en tiempos difíciles a generar ventas importantes y a posicionar nuestra marca”, dice Alejandra de la Rocha, hija de don Arnoldo y hoy Directora de Finanzas y Soporte Operativo de Pollo Feliz. “Hoy estamos vivos y trabajando (…) Es un pilar importante porque nos mantiene tan cerca de nuestros clientes porque pueden ver que seguimos operando y tenemos servicio”.
Cuenta en entrevista que durante el inicio del confinamiento sus ventas cayeron 50 por ciento debido a que las personas acudieron a los supermercados a realizar compras de pánico y no adquirieron alimentos preparados, fuera de casa.
Ante el miedo de terminar en números rojos, Pollo Feliz buscó opciones para entregar su producto en los hogares y apostó por la plataforma Uber Eats.
“Hoy puedo decir que en cada una de las sucursales las ventas aumentaron en un 100 por ciento y del total de ingresos, el 50 por ciento viene desde la aplicación (…) Esto nos permitió mantener a toda nuestra plantilla de personal y sobre todo recuperar lo perdido”.
Con información de Felipe Cárdenas | El Sol de San Luis y Javier Zambrano | El Sol de Puebla