Virgin Australia anunció este martes que se declara voluntariamente en suspensión de pagos, convirtiéndose así en la primera aerolínea importante que colapsa por el impacto de la epidemia de coronavirus.
En un anuncio a la bolsa de valores australiana Virgin explica, sin embargo, que quiere mantener los vuelos, mientras confía su destino a los administradores judiciales.
"Nuestra decisión hoy (martes) consiste en garantizar el futuro del grupo Virgin Australia y su renacimiento después de la crisis de la COVID-19", explicó el director ejecutivo Paul Scurrah en un comunicado.
"Australia necesita una segunda aerolínea y estamos decididos a continuar nuestros vuelos", agregó. Qantas es la principal compañía aérea australiana.
Virgin Australia, con una deuda de unos 5.000 millones de dólares australianos (3.200 millones de dólares, 2.950 millones de euros), reclamó a las autoridades un préstamo de unos 1.400 millones de dólares australianos para mantenerse a flote, pero el gobierno lo rechazó.
Virgin Australia es propiedad de varias empresas extranjeras, incluido el grupo Virgin, que tiene una participación del 10%. Se nombró como administradores a cuatro expertos de la firma de auditoría Deloitte.
"Nuestro objetivo es poner en marcha un proceso de reestructuración y refinanciación de la actividad y salir de la fase de administración lo antes posible", declaró Waugan Strawbridge, uno de los administradores.
"Hemos comenzado a buscar a terceros dispuestos a participar en la recapitalización y en el futuro de la empresa, y varios se han mostrado interesados", agregó.
Virgin Australia ya tenía dificultades antes de que la industria aérea mundial se viera golpeada por el impacto del nuevo coronavirus.
La compañía australiana registró en 2019 una pérdida subyacente antes de impuestos de 71 millones de dólares australianos.
La compañía suspendió todos los vuelos internacionales después de que Australia decidiera cerrar las fronteras a los no residentes para evitar la propagación del nuevo coronavirus. Sólo opera un vuelo nacional. Alrededor de 8.000 de sus 10.000 empleados están en paro técnico.
Strawbridge afirmó que el objetivo de los dirigentes de la compañía era "preservar tantos puestos de trabajo como fuera posible".