/ martes 23 de agosto de 2016

Rodrigo de la Cadena nos cuenta por qué se volvió bolerista

POR JAVA Cuando conocí a Rodrigo de la Cadena me sorprendióprofundamente. Fue en el bar Prim de la colonia Juárez. Yoesperaba encontrarme con un chavo de onda, rockero, y resulta queestaba sentado al piano interpretando boleros. ¿Boleros a suedad?, me pregunté. ¿Tan chamaco? Pues sí, no había ningunaduda. “Eres mi bien, lo que me tiene extasiado… --cantaba conembeleso--, por qué negar que estoy de ti enamorado…”

“Para ser bolerista, tienes que llevarlo en el alma”, diceconvencido, enamorado de este género romántico. La pasión se lechorrea de cabeza a pies a propósito de que hoy, este martes porla mañana, dan a conocer en el Teatro de la Ciudad “EsperanzaIris” el Festival y Congreso Mundial del Bolero, dedicado a tresseñorones: Armando Manzanero, Lucho Gatica y Marco AntonioMuñiz.

“Será un evento grande, como grande es el bolero”, resumióRodrigo en visita a nuestro diario, en entrevista EXCLUSIVA, donderesaltó orgulloso que tiene un programa en ABC RADIO, los sábadosa las ocho de la noche en el 760 AM del cuadrante.

“De hecho soy radiofónico –dijo--. La radio siempre mellamó la atención desde que era un niño. A raíz de la radio meconvertí en bolerista. Siempre me llamó la atención la músicaantigua, las fotografías antiguas, los discos. Siempre tuve comouna fijación por todo lo que me oliera a naftalina. Me obsesionabaver a alguien con un monóculo o un sombrero de copa. De ahíempezó una atracción por el pasado. Fue una identificación plenay así descubrió la belleza del bolero”.

Pianista, compositor, cantante y director musical, Rodrigo de laCadena recuerda que transitaba entre los 7 u 8 años de edad cuandopercibió el “fuerte olor a naftalina” y las revistas antiguasle llamaban mucho la atención, y como sus padres lo llevaban aconocer La Lagunilla, la “pulga” de todos los domingos, eracomo “mi regalo” extasiarse de todo aquello que descubría.

De pronto descubrió también una identidad sonora que losubyugaba: “Escuchar esa música. Iba a saludar a mi abuelo y mebajaba a donde él guardaba todas sus cosas: trajes, lentes,boquillas, fotos… Pero, sobre todo, mi abuelo tenía sucolección de discos. Había una recopilación de RCA Víctor (unamarca con “olor a naftalina”) con recuerdos del ayer, para mifortuna. Entonces le pedí a papá que me enseñara a utilizar eltocadiscos, ¡me comí el disco entero! Se rayó en unos mesesporque lo escuchaba todos los días y me encantaba leer la parte deatrás:  Alfonso Ortiz Tirado cantaba Te Quiero, Dijiste, deMaría Greever; Elvira Ríos interpretaba Desesperadamente, deGabriel Ruiz; Antonio Badú entonaba Hola, ¿qué tal?, del cubanoGilberto Urquiza. Además, venían ‘Las Alondras Laguneras’,Las Hermanas Hernández cantando Inolvidable, de RobertoSoto”.

Los recuerdos se le agolpan a De la Cadena, sentadotranquilamente en la oficina de Espectáculos. Clava la mirada enun punto imaginario como observando el viejo radio Philco, debulbos, y entonces, “¡qué fascinante! –reanuda laconversación--, el sonido era fantástico, escuchar a La RondallaTapatía y a Marco Antonio Muñiz, resultaba sublime. Así fuidejando a mi abuelo sin discos”.

Y así, ciertamente, el chiquillo bolerista fue metiéndose elbolero en el alma con aquel Philco de banda corta que leobsequiaron sus padres y que aún conserva, donde solía escucharEl Fonógrafo, cuando esta emisión comenzaba. Ese fue su encuentrocon el bolero, el género romántico por antonomasia que lleva enel corazón.

-Pero, ¿qué fue lo que encontraste en el bolero, aparte de loantiguo y el olor a naftalina?

-Belleza y poesía. Una música que seducía los sentidos.Después, empecé a aprenderme las canciones. Las letras a veces nolas entendía porque decían palabras muy elegantes, sobre todo lasde Lara. Yo me preguntaba qué es una quimera, una policromadavereda de mar, el blanco diván de tul y cosas por el estilo. Meempezó a gustar mucho y como fui creciendo me fue gustando más ymás y se hizo algo común tenerlo en mi acervo musical.

Sin embargo, música de su tiempo al fin, a Rodrigo también leatraía el rock… pero el rock “viejito”, el de los años 50 y60. Del rock’n roll escuchaba a Bill Haley y sus Cometas lo mismoque Elvis Presley. Recuerda que en el ya desaparecido Mercado deDiscos que se encontraba en la avenida San Juan de Letrán, hoy elEje Central a unos pasos de la Torre Latinoamericana adquirió unálbum de Los Beatles con el primer gran éxito del Cuarteto deLiverpool, Love me do; aunque igualmente le siguen atrayendo elmambo y el chachachá… Ritmos “viejos”, pues, pero tan“jóvenes” como el bolero.

Sí, porque para Rodrigo de la Cadena, el bolero es una músicajoven que se mantiene vigente. Por eso ahí en su “Cueva” dePatriotismo y San Antonio se reúnen al caer la noche bohemios decorazón que sufren de dolor o se curan el alma con letras comoaquello de “sin ti, no podré vivir jamás, y pensar que nuncamás, estarás junto a mí”; o aquello de “ya es muy tarde pararemediar todo lo que ha pasado”.

Es, nuestro entrevistado, toda una enciclopedia del bolero.Sabe, hurga, investiga y refiere que antes del nacimiento de LosPanchos ya había tríos, como el trío Calavera, solo que no erande boleros, sino más bien de música “ranchera”. Y de todoello habla Rodrigo de la Cadena en su programa El ABC de laBohemia, que transmite ABC RADIO los sábados a las 20:00horas.

POR JAVA Cuando conocí a Rodrigo de la Cadena me sorprendióprofundamente. Fue en el bar Prim de la colonia Juárez. Yoesperaba encontrarme con un chavo de onda, rockero, y resulta queestaba sentado al piano interpretando boleros. ¿Boleros a suedad?, me pregunté. ¿Tan chamaco? Pues sí, no había ningunaduda. “Eres mi bien, lo que me tiene extasiado… --cantaba conembeleso--, por qué negar que estoy de ti enamorado…”

“Para ser bolerista, tienes que llevarlo en el alma”, diceconvencido, enamorado de este género romántico. La pasión se lechorrea de cabeza a pies a propósito de que hoy, este martes porla mañana, dan a conocer en el Teatro de la Ciudad “EsperanzaIris” el Festival y Congreso Mundial del Bolero, dedicado a tresseñorones: Armando Manzanero, Lucho Gatica y Marco AntonioMuñiz.

“Será un evento grande, como grande es el bolero”, resumióRodrigo en visita a nuestro diario, en entrevista EXCLUSIVA, donderesaltó orgulloso que tiene un programa en ABC RADIO, los sábadosa las ocho de la noche en el 760 AM del cuadrante.

“De hecho soy radiofónico –dijo--. La radio siempre mellamó la atención desde que era un niño. A raíz de la radio meconvertí en bolerista. Siempre me llamó la atención la músicaantigua, las fotografías antiguas, los discos. Siempre tuve comouna fijación por todo lo que me oliera a naftalina. Me obsesionabaver a alguien con un monóculo o un sombrero de copa. De ahíempezó una atracción por el pasado. Fue una identificación plenay así descubrió la belleza del bolero”.

Pianista, compositor, cantante y director musical, Rodrigo de laCadena recuerda que transitaba entre los 7 u 8 años de edad cuandopercibió el “fuerte olor a naftalina” y las revistas antiguasle llamaban mucho la atención, y como sus padres lo llevaban aconocer La Lagunilla, la “pulga” de todos los domingos, eracomo “mi regalo” extasiarse de todo aquello que descubría.

De pronto descubrió también una identidad sonora que losubyugaba: “Escuchar esa música. Iba a saludar a mi abuelo y mebajaba a donde él guardaba todas sus cosas: trajes, lentes,boquillas, fotos… Pero, sobre todo, mi abuelo tenía sucolección de discos. Había una recopilación de RCA Víctor (unamarca con “olor a naftalina”) con recuerdos del ayer, para mifortuna. Entonces le pedí a papá que me enseñara a utilizar eltocadiscos, ¡me comí el disco entero! Se rayó en unos mesesporque lo escuchaba todos los días y me encantaba leer la parte deatrás:  Alfonso Ortiz Tirado cantaba Te Quiero, Dijiste, deMaría Greever; Elvira Ríos interpretaba Desesperadamente, deGabriel Ruiz; Antonio Badú entonaba Hola, ¿qué tal?, del cubanoGilberto Urquiza. Además, venían ‘Las Alondras Laguneras’,Las Hermanas Hernández cantando Inolvidable, de RobertoSoto”.

Los recuerdos se le agolpan a De la Cadena, sentadotranquilamente en la oficina de Espectáculos. Clava la mirada enun punto imaginario como observando el viejo radio Philco, debulbos, y entonces, “¡qué fascinante! –reanuda laconversación--, el sonido era fantástico, escuchar a La RondallaTapatía y a Marco Antonio Muñiz, resultaba sublime. Así fuidejando a mi abuelo sin discos”.

Y así, ciertamente, el chiquillo bolerista fue metiéndose elbolero en el alma con aquel Philco de banda corta que leobsequiaron sus padres y que aún conserva, donde solía escucharEl Fonógrafo, cuando esta emisión comenzaba. Ese fue su encuentrocon el bolero, el género romántico por antonomasia que lleva enel corazón.

-Pero, ¿qué fue lo que encontraste en el bolero, aparte de loantiguo y el olor a naftalina?

-Belleza y poesía. Una música que seducía los sentidos.Después, empecé a aprenderme las canciones. Las letras a veces nolas entendía porque decían palabras muy elegantes, sobre todo lasde Lara. Yo me preguntaba qué es una quimera, una policromadavereda de mar, el blanco diván de tul y cosas por el estilo. Meempezó a gustar mucho y como fui creciendo me fue gustando más ymás y se hizo algo común tenerlo en mi acervo musical.

Sin embargo, música de su tiempo al fin, a Rodrigo también leatraía el rock… pero el rock “viejito”, el de los años 50 y60. Del rock’n roll escuchaba a Bill Haley y sus Cometas lo mismoque Elvis Presley. Recuerda que en el ya desaparecido Mercado deDiscos que se encontraba en la avenida San Juan de Letrán, hoy elEje Central a unos pasos de la Torre Latinoamericana adquirió unálbum de Los Beatles con el primer gran éxito del Cuarteto deLiverpool, Love me do; aunque igualmente le siguen atrayendo elmambo y el chachachá… Ritmos “viejos”, pues, pero tan“jóvenes” como el bolero.

Sí, porque para Rodrigo de la Cadena, el bolero es una músicajoven que se mantiene vigente. Por eso ahí en su “Cueva” dePatriotismo y San Antonio se reúnen al caer la noche bohemios decorazón que sufren de dolor o se curan el alma con letras comoaquello de “sin ti, no podré vivir jamás, y pensar que nuncamás, estarás junto a mí”; o aquello de “ya es muy tarde pararemediar todo lo que ha pasado”.

Es, nuestro entrevistado, toda una enciclopedia del bolero.Sabe, hurga, investiga y refiere que antes del nacimiento de LosPanchos ya había tríos, como el trío Calavera, solo que no erande boleros, sino más bien de música “ranchera”. Y de todoello habla Rodrigo de la Cadena en su programa El ABC de laBohemia, que transmite ABC RADIO los sábados a las 20:00horas.

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